“La dictadura del algoritmo”. Didáctica de la comunicación: cara y cruz de la guerra contra Cuba

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El documental “La dictadura del algoritmo” es un producto audiovisual impecable, de cuidada fotografía, dirigido por Javier Gómez Sánchez, actual decano de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual del ISA (Universidad de las Artes de Cuba) y una de las voces más lúcidas en el análisis de las temáticas vinculadas a la guerra psicológica contra la Revolución.

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Un análisis del documental “La dictadura del algoritmo”

Didáctica de la comunicación: cara y cruz de la guerra contra Cuba

José Manzaneda, coordinador de Cubainformación

Cuba es un país en guerra, hoy como hace 60 años. El entorno de poder enemigo sigue intentando hundir el barco de la Revolución, abriendo dos grandes vías de agua: la de la guerra económica y la de la guerra psicológica. Bloquea el comercio y las finanzas mientras, ante la opinión pública –cubana y planetaria-, endosa las carencias generadas a la naturaleza del sistema vigente en la Isla. Son las dos caras de la misma moneda: la guerra a la soberanía cubana.

Sobre la “cara” de esta moneda, la guerra económica, mucho se ha escrito. Los sobrecostes de las importaciones, el cierre de mercados a las empresas cubanas, las trabas y prohibiciones sobre el turismo, las remesas o las transacciones financieras, la persecución del combustible, la amenaza sobre toda inversión en la Isla, el cierre de la colaboración científica o de la contratación de deportistas, la ruptura de los acuerdos de cooperación médica cubana en el mundo, etc., etc. Todo, absolutamente todo, tiene como fin último –y meta lograda- la disminución radical de los ingresos del país y de los salarios reales, así como la precarización de los servicios públicos, desde la educación a la vivienda, pasando por la cultura, el transporte o la salud.

Sobre la “cruz”, la guerra psicológica, Cuba se encuentra en un tornadizo y desafiante campo de batalla, en el que la Comunidad de Inteligencia de EEUU desarrolla una estrategia diversificada y escurridiza, que combina métodos regulares e irregulares, en escenarios diversos, simultáneos y complementarios: el de los medios tradicionales corporativos de comunicación (guerra mediática); el del entretenimiento, los productos artísticos y la seducción de la intelectualidad (guerra cultural); y el de las redes sociales de Internet, muy unido, en el caso de Cuba, al trabajo en amalgama de un conjunto de medios digitales, sostenidos económicamente por las agencias federales estadounidenses.

Este último espacio es analizado, de manera magistral, en el documental “La dictadura del algoritmo”. Es un producto audiovisual impecable, de cuidada fotografía, dirigido por Javier Gómez Sánchez, actual decano de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual del ISA (Universidad de las Artes de Cuba) y una de las voces más lúcidas en el análisis de las temáticas vinculadas a la guerra psicológica contra la Revolución.

“La dictadura del algoritmo” es una muestra de cómo, desde Cuba, se está tratando de impulsar una didáctica de la comunicación, para exponer a la sociedad y, en especial, a los sectores más jóvenes, cómo actúa el motor de la guerra psicológica en las redes sociales, desde los centros de poder político de EEUU, que inyectan para ello, cada año, decenas de millones de dólares del presupuesto del Congreso y de los Servicios de Inteligencia.

A la vez, el documental es, en sí, un producto de comunicación para enfrentar dicha guerra. Desnuda a sus agentes colaborativos en la Isla, describe las redes de mercenarismo y trata de desperezar a los públicos más ingenuos, objetivo de esta enorme operación de injerencia. Y este es el hallazgo principal del film: explica lo que ocurre y realiza propuestas de lo que se debe hacer, mientras lo hace, empleando para ello códigos de la actualidad, adecuadas claves estéticas y mensajes no doctrinales. En suma: practica, a un tiempo, didáctica de la comunicación y comunicación frente a la guerra.

La Casa Blanca sostiene económicamente a un enjambre de medios digitales de temática cubana, dedicados a la creación de bulos y noticias falsas, a la hiperbolización de sucesos y anécdotas de la realidad de la Isla, a la persecución de dirigentes y militantes de la Revolución y, en general, a la legitimación de las sanciones y de la intervención estadounidense. Su cuerpo mercenario de gacetilleros y propagandistas, a su vez, cumple otros dos roles: ser agente de provocación de calle y actuar como red de activismo en las redes sociales, en coordinación con plataformas de Miami y Madrid, principalmente. Es un triángulo funcional (redacción-provocación-redes) que no actúa de manera espontánea. No existiría sin las subvenciones de Washington. Pero tampoco sin la orientación de coherencia de la llamada Fuerza de Tarea de Internet para Cuba, creada en 2018 por Donald Trump y subordinada al Grupo de Acción Política (GAP), eslabón del Centro de Actividades Especiales de la CIA.

El imperialismo ha logrado derrocar o debilitar a gobiernos incómodos, manejando con eficiencia el alfil de la guerra psicológica a través de Internet y las redes sociales. En Cuba, la mayor conectividad, lograda gracias a la inversión de cuantiosos recursos nacionales –y enfrentando, curiosamente, el bloqueo de EEUU- ha facilitado la labor de penetración. Y la naturaleza expositiva e invasiva de Facebook, Twitter, Instagram y otras plataformas ha permitido la exposición directa y sin filtro, de cada segmento poblacional de la Isla, a elaboradas campañas de mensajes encapsulados, cuyo objetivo final es evidente: conseguir el deslizamiento paulatino de sectores apáticos y desconectados, especialmente de la juventud cubana, hacia posiciones beligerantes con el socialismo y adherentes a los valores e ideología del capitalismo.

Sin embargo, en Cuba, las reservas morales, ideológicas, patrióticas y de amplio sentido común, producto de una práctica antiimperialista de seis décadas, son aún muy grandes. El combate es “de león suelto a mono amarrado”, con un león que reparte recursos y compra mentes y talentos. Pero, como afirma en la película el cantante de Buena Fe, Israel Rojas, “bien organizada, esta pelea es un paseo por el Prado. Porque es de inteligencia y de razonamiento”.

José Martí dijo que “de pensamiento es la guerra mayor que se nos hace”. El desafío para la Revolución cubana sigue siendo, hoy, tal como plantea el documental “La dictadura del algoritmo”, utilizar la inteligencia, crear la organización y convocar –permítanme el añadido- a la solidaridad de los pueblos del mundo, para ganarla también… “a pensamiento”.

1 COMENTARIO

  1. En la nueva era tecnológica, hacen falta vídeos que, como hacen en la primera parte de este, expliquen a la ciudadanía de a pie, el nuevo contexto, ecosistema informacional y sus diferente impactos en las personas y, como hacen en la segunda parte, describan y razonen los posibles usos como arma de dominio del enemigo (en el occidente neoliberal están, además, los mcccmcm, los medios de comunicación del control, la colonización mental y la conducción de masas). Como digo hay que hacer más vídeos y profundizar en ello, ver todas sus aristas y, sobre todo, hacerlo llegar, hacer que la gente tome consciencia del tema, y hay muchos: en la era de las TIC’s y la guerra informacional en que cada mente es un objetivo y a la vez un soldado, hay que formarlos (asignatura) y hacer ejercicios prácticos. Debiera ser un tema básico y central.

    Relacionado con eso de los ejercicios (aquí el peeeeero), el vídeo me lleva a dos matizaciones: una, me parece, sobre todo los primeros minutos, excesivamente rápidos y dispersos en cuanto a la multiplicidad de aspectos tocados, lo que hace que se pierda la sustancia de muchos de ellos, y la tienen. También pienso que se debiera dar el reposo debido y estructurarlo con alguna sistematización temática. La amenidad no debe estar reñida con la comprensión, con la aprehensión, ahí los ejemplos, ilustraciones y demostraciones. Y segundo y quizás más trascendente, el vídeo sólo se centra en el problema, se prescinden de las posibles soluciones, alternativas, formas y armamento defensivo. Porque el asunto, más que pensar, es identificar al enemigo, detectar su arma … No se aportan criterios, armas, herramientas, enlaces ni conexiones para que la gente pueda hacer con esa identificación. Referenciar un punto/foco que alumbre, austero pero confiable, que aporte luz sobre los agentes en cuestión, donde poder contrastar. Referencia a la que la gente pueda acudir para aclararse. A modo de ejemplo, en España, que es lo que conozco, hay varias webs dedicadas a identificar noticias falsas (para que cumplan su función y sean duraderas, la confianza es esencial y se la han de construir con su practica), noticias que desmontan de forma razonada y en base a fundamentos sólidos. Si bien, echo de menos que nada digan sobre el agente, su financiación, etc. Es conclusión, no sólo hay que formar a la gente (ahí los vídeos como este), también hay que aportar los criterios, armas, herramientas, enlaces de avituallamiento …

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