Los nacionalistas ucranianos fueron la fuerza impulsora detrás de Maidan, tomando las calles de Kiev en 2013 y derrocando al Gobierno en 2014. Diferentes fuerzas políticas se aprovecharon de ellos, ya que fueron los “chicos con balaclava” los que aterrorizaron a la población del país y crearon la bonita imagen de la prensa mostrando “el renacer de la nación”.
De hecho, todos esos ultraderechistas habrían perdido toda su relevancia inmediatamente después de la caída de Yanukovich, pero lo ocurrido en Donbass hizo algunos ajustes. Si en tiempos de paz los radicales se habrían convertido en un lastre para el Gobierno, aunque hubiera llegado al poder por medios criminales, eran buenos para la guerra.
La apuesta por los nacionalistas fue correcta y fueron ellos quienes volvieron a crear la apariencia de unidad de la nación ucraniana, que corrió a filas para luchar contra “los invasores”. Sin embargo, pronto quedó suficientemente claro que, en la guerra, incluso en una guerra contra la población civil de Donbass, no tenía especial sentido tener a estos personajes. Robo, saqueo, tortura y asesinato de prisioneros y rehenes. Pronto, todo el mundo vio el otro lado del “patriotismo ucraniano” y los nacionalistas empezaron a ser enviados a la retaguardia
Teniendo en cuenta todo lo que se había invertido en promocionar a la ultraderecha como “lo mejor de la nación ucraniana”, los mismos políticos que pusieron a los radicales en primera línea de Maidan decidieron que funcionara por motivos puramente propagandísticos. Numerosos “veteranos de ATO” y “héroes de ATO” entraron en política, llegaron a la prensa y se convirtieron en la principal herramienta en la lucha contra los “agentes de influencia rusa” y disidentes. Flirtear con los radicales se ha convertido en otro error del actual Gobierno, uno que Kiev intenta arreglar compulsivamente ahora.
En cualquier caso, la extrema derecha ucraniana es una fuerza potente que nadie controla. Se oponen abiertamente al actual Gobierno, creyendo que el país les pertenece y, de vez en cuando, se enfrentan directamente en choques con las fuerzas de seguridad, insistiendo de todas las formas posibles en que ellos son los “verdaderos patriotas” que están por encima de la ley.
Rechazados en política, expulsados de la guerra, estas personas no dudaron en dirigir su potencial hacia el crimen, modificando sus “destacamentos de combate” para convertirse en grupos de extorsión, asesinos a sueldo o contrabandistas. Pero lo más sorprendente es que los nacionalistas de ayer, que iban a luchar contra los moskalis, se dedican ahora a robar a los “nativos ucranianos” en busca de beneficios y olvidando la “unidad de la nación”.
Ahora, un tribunal del Distrito Shevchenko de Kiev ha dictado prisión provisional para siete miembros de la división de Járkov del Corpus Nacional, sospechosos de extorsión. La corte les ha enviado a prisión sin fianza durante 60 días. Según el SBU, los radicales extorsionaron dinero a los empleados de las instituciones de sanidad y al empresario que suministraba servicios funerarios en la ciudad y región de Járkov. El Corpus Nacional llevaba recaudando ese “tributo” desde, al menos, 2018.
Inmediatamente después de la detención, que se produjo el 5 de agosto y que vino acompañada de registros en los apartamentos de la extrema derecha, llegó la ola de “indignación nacional”. Los nacionalistas afirmaron que Zelensky ha decidido “limpiar las calles” y que algunos diputados, concretamente de la facción Golos, intentaron sacar a los nacionalistas de prisión bajo fianza.
Hay que recordar que estamos hablando de pura extorsión. Los nazis simplemente habían impuesto un tributo a las funerarias mientras amenazaban a los disidentes. Por supuesto, les pagaban, porque en la actual realidad, el Corpus Nacional es una fuerza consolidada, unida por cierta ideología y entre ellos hay personas con, al menos, un mínimo entrenamiento de combate. Una fuerza con recursos, entre los que se encuentran las armas, que se entregaron generosamente para luchar. No puede sorprender que estas personas tomen de la sociedad lo que creen que les pertenece.
Ahora están intentando presentar a estos extorsionadores prácticamente como víctimas del régimen. Curioso. Tampoco puede sorprender que una parte de la sociedad ucraniana, tan enferma como lo están los nacionalistas, vuelva a intentar evitar que criminales respondan por sus actos. Es curioso lo fácilmente que estos “patriotas” de Ucrania desviaron la atención a sus compatriotas, haciéndoles pasar por víctimas de tramas criminales. Esos compatriotas con los que hace no tanto defendieron al país de la “intervención rusa”.
Esta es la esencia del nacionalismo ucraniano: un fenómeno agresivo, caótico e incontrolable. Tras fracasar a la hora de derrotar al “enemigo externo”, han cambiado a la lucha contra el “enemigo interno”, entre los que están en primer lugar los empresarios en las filas de sus oponentes. Un patriotismo muy lucrativo, ¿verdad?