Ferran N. (PCPE).— La historia del Movimiento Comunista Internacional es una historia heroica con experiencias y enseñanzas que no debemos olvidar y que nos deben inspirar en nuestras luchas presentes y futuras. Una de estas experiencias, de la que los y las comunistas españoles somos parte fundamental, fue el Socorro Rojo Internacional. Fundado en 1922 por la Internacional Comunista bajo la dirección de Clara Zetkin, Tina Modotti y Elena Stásova; organizó la solidaridad internacionalista y proletaria con los miles de comunistas encarcelados por todo el mundo. En el Estado español, primero durante la revolución de Asturias y luego con sede en Barcelona en la guerra antifascista, el SRI tuvo un papel fundamental en la solidaridad internacional con los revolucionarios y revolucionarias de España.
Hoy, el MCI está sumido en una crisis que dura más de medio siglo. Crisis ideológica, política y organizativa que tiene repercusiones trágicas para los pueblos y la clase obrera internacional. Mientras el capitalismo, en su fase imperialista, se encuentra atrapado en una crisis estructural que solo sabe resolver intensificando la guerra y la represión contra los pueblos del mundo; los Partidos Comunistas nos mostramos incapaces de articular estrategias conjuntas para enfrentar y responder a nuestro enemigo.
En el mundo, decenas de miles de prisioneros y prisioneras comunistas resisten en prisiones de exterminio bajo regímenes penitenciarios de excepción orientados a la anulación física y psíquica y al escarmiento. Miles de revolucionarios y revolucionarias están sometidos a torturas, tanto físicas como otras más “sutiles” como el aislamiento, privaciones sensoriales (falta de luz natural o ruptura del ciclo natural del sueño), mala alimentación (alimentos descompuestos, sin nutrientes o saturados de grasas), falta de higiene, etc.
Allá donde miremos el imperialismo encarcela revolucionarios y revolucionarias. Corea del Sur, Filipinas, India, Japón, Turquía, Francia, Marruecos, Israel, Colombia, Chile, y por supuesto, EEUU. España tampoco es ajena a estas políticas. Las respuestas a esta situación por parte de los Partidos Comunistas son aisladas y puntuales. Nos hemos mostrado incapaces de construir los mecanismos de respuesta internacionales que visibilicen esta situación y muestren a los pueblos del mundo el carácter de excepcionalidad que aplica el imperialismo contra los y las comunistas. Una excepcionalidad, obviamente negativa, enfocada al escarmiento y la destrucción del sujeto y de la colectividad que representa.
Es una cuestión de principios que los revolucionarios y revolucionarias levantemos de nuevo las banderas de quienes hoy sufren la represión más brutal, recoger la experiencia del Socorro Rojo Internacional y hacer visible ante nuestra clase y nuestros pueblos que el imperialismo, cuando de lo que se trata es de luchar contra los revolucionarios, fácilmente se quita la careta de la formalidad democrático-burguesa y aplica la excepcionalidad reservada para los y las comunistas.
Para ello, debemos ir de lo concreto a lo general. Ejemplos en el mundo nos sobran, la puertorriqueña Ana Belén Montes y Simón Trinidad en los Estados Unidos, Illich Ramírez y George Abdallah en Francia o Ahmed Sa’adat encarcelado por la entidad sionista de Israel. Ellos ejemplifican, por un lado, la firmeza revolucionaria; por el otro, el ensañamiento del imperialismo.
Desde el PCPE, con humildad y entusiasmo, estamos en la disposición de ayudar a construir una coordinación internacional permanente capaz de hacer llegar el calor del internacionalismo proletario a quienes entregan sus vidas a la más noble causa de la humanidad y que por ello están en prisión.
Libertad para los prisioneros y las prisioneras del imperialismo.