Han pasado 39 años de este genocidio, en el marco del cual más de 3500 civiles palestinos, muchos de ellos niños y mujeres, fueron brutalmente asesinados por falangistas libaneses y sionistas al sur de Beirut, capital de El Líbano.
Milicias falangistas antipalestinas armadas por Israel cometieron la masacre, a plena de las fuerzas del régimen de ocupación que había invadido tres meses antes del genocidio al territorio libanés.
El entonces primer ministro israelí Ariel Sharon allanó el camino para que las milicias accedieran a los campamentos y llevaran a cabo la masacre que fue declarada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como un acto de genocidio que todavía sigue siendo impune.
Las tropas israelíes habían rodeado por completo el campamento de refugiados y controlaban todas las entradas y salidas del campo.
Una comisión interna israelí, la comisión Kahan, y las fuerzas israelíes desplegadas en El Líbano estaban involucradas indirectamente en dicha matanza.
La masacre de Sabra y Chatila conmocionó a todo el mundo, pero como mencionan las facciones palestinas, la sangre derramada parece tener menos valor que otras.
No son pocas las matanzas de las que ha sido víctima el pueblo palestino. Sin olvidar el pasado, los palestinos dicen tener fuerzas para resistir los años venideros, con la fe de que finalmente se haga justicia.
En un pueblo que lleva 73 años siendo víctima de régimen de Israel, la esperanza es lo último que se pierde.