Un gobierno deteriorado en su imagen y credibilidad entre la población, al igual que instituciones como la Asamblea Nacional, los órganos de justicia, la Policía y las Fuerzas Armadas; una situación económica del país grave, sin visos de ser superada a corto plazo; el crecimiento del descontento popular debido al menoscabo de sus condiciones de vida, insatisfacción que toma la forma de protesta en las calles; el inusitado aumento de la violencia delincuencial y la evidencia de la presencia de las redes del narcotráfico en las altas esferas de la institucionalidad burguesa son los elementos más sobresalientes en el país al finalizar el año 2021. Todo esto refleja la crisis que acompaña la vida del país en los últimos meses.
Hemos llegado a esta situación, en primer lugar, debido a la naturaleza del sistema capitalista vigente y, como resultado de un acumulado de acciones e inacciones de los gobiernos, dirigidas a garantizar que las riquezas de los poderosos grupos económicos criollos y extranjeros no solo se mantengan a buen recaudo, sino que crezcan, sin importar lo que eso significa para los trabajadores y el pueblo.
El discurso oficial –de este y el anterior gobierno– señala que la crisis económica es resultado de la pandemia y que ha afectado por igual a todos, pero eso es una falacia, pues, según cifras oficiales, los grandes empresarios y banqueros cerrarán este año con enormes utilidades, como ocurrió también el año pasado; esas mismas informaciones dan cuenta del deterioro de la capacidad adquisitiva de las familias ecuatorianas, del incremento del desempleo y la pobreza.
El problema que aqueja al país es de carácter estructural y no circunstancial, por eso, fenómenos similares se presentan en todo el mundo y ninguno de los gobiernos precedentes –ni el actual– han sido capaces de sacar al país, a los trabajadores y al pueblo de la fosa en el que el capitalismo los ha arrojado. Y no lo hará gobierno alguno que represente los intereses de la gran burguesía y del capital transnacional.
Las perspectivas para el próximo año no son halagadoras, en tanto el gobierno tiene en carpeta una serie de medidas y políticas que, fundamentalmente, benefician a los poderosos grupos oligárquicos y al capital extranjero, como la privatización de las empresas estatales, la ampliación de la frontera petrolera, la profundización del extractivismo minero, los recortes presupuestarios en sectores como educación y salud, la implementación de reformas laborales antiobreras. Sin embargo, esa misma circunstancia abre la perspectiva de profundizar la unidad y la lucha del movimiento popular.
Tal cual lo plantea el analisis, esta situacion se da en todas partes ya que como lo marca el titulo «El problema es el capitalismo» y si no logramos salir de este sistema solo hambre, miseria y muerte nos esperan.