Convocan una primera concentración el jueves 3 de febrero, a las 11 de la mañana, frente al Congreso de los Diputados bajo el lema “Recuperemos nuestros derechos, basta de concesiones a la patronal. ¡Por una derogación real de la reforma laboral!”
Los anarcosindicalistas explican que una “derogación real” de la reforma del PP de 2012 es lo mínimo que se le puede exigir a un Gobierno “progresista”
La Confederación General del Trabajo (CGT) ha participado hoy en una rueda de prensa, frente al Congreso de los Diputados y junto a otros colectivos y organizaciones políticas y sociales, en la que ha exigido al Ejecutivo de Pedro Sánchez una derogación real de la normativa que el Partido Popular puso en marcha en 2012.
CGT ha recordado que la promesa de la derogación de la Reforma Laboral sigue sin cumplirse por parte del Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, y a pesar de ser una medida estrella anunciada a bombo y platillo durante la oposición y en campaña electoral. Sin embargo, y tras el anuncio del acuerdo entre patronal, gobierno y “agentes sociales” del régimen, los aspectos más dañinos de la reforma de Rajoy siguen intactos, como han reconocido personajes como Aznar o el propio presidente de la CEOE, Antonio Garamendi.
CGT considera que una “reforma” que no encuentra oposición alguna entre la patronal y la derecha no es una reforma, sino un lavado de cara de una ley que ha causado y sigue generando miseria y desigualdad para las personas de clase trabajadora.
La organización anarcosindicalista ha explicado hoy ante las puertas del Congreso de los Diputados que promoverán cuantas movilizaciones sean necesarias a partir de ahora contra esta no derogación, por entender que las condiciones de los trabajadores y de las trabajadoras no van a mejorar. En este sentido, la CGT ha vuelto a profundizar en algunos de los aspectos más graves, como la no recuperación de las indemnizaciones por despido ni los salarios de tramitación, la no recuperación de la autorización administrativa de los despidos colectivos (ERE), la implantación de la flexibilidad para los despidos objetivos, la no recuperación de la prioridad del convenio sectorial sobre el de empresa. Por otro lado, han indicado también que aunque se recupera parcialmente la ultraactividad de los convenios esto no implica que se mantenga el poder adquisitivo de la mayoría de la clase trabajadora. Por último, CGT señala que esta “no reforma” va a seguir permitiendo que la empresa pueda llevar a cabo modificaciones sustanciales de las condiciones laborales de las plantillas de forma unilateral.
Los anarcosindicalistas están convencidos de que la lucha está en la calle, desde donde la sociedad ha de presionar y plantar cara a esta nueva estrategia de los poderes económicos, de las cúpulas sindicales de las dos grandes organizaciones del régimen que llevan décadas construyendo una “paz social” a costa de la precariedad de las trabajadoras de este país, y de la clase política disfrazada que ha venido a demostrar ser la socialdemocracia de toda la vida.
Para que esta ley verdaderamente sufra una reforma tiene que atender a las exigencias que la CGT ha planteado en rueda de prensa y que pasa por prohibir los despidos en empresas con beneficios, recuperar los salarios de tramitación y la indemnización de 45 días por año, recuperar el derecho de la persona trabajadora de optar por la indemnización o por la readmisión, la prohibición de las empresas de trabajo temporal (ETT), contratos laborales indefinidos (limitando el número de contratos temporales), modificación del artículo 42 sobre la subcontratación para evitar su uso fraudulento, prohibición de la externalización de los procesos de la actividad productiva principal, establecer que el Convenio Sectorial sitúelas condiciones marco para el conjunto de personas de ramo sin que se pueda modificar negativamente lo ya acordado, recuperación de la ultraactividad de los convenios, la eliminación de la potestad de modificación unilateral de las condiciones de trabajo y salario, y la reducción de la jornada laboral manteniéndose el mismo sueldo.
CGT considera que en un contexto de crisis económica y social como en la que la clase trabajadora está sumida desde hace años, la actitud de un Gobierno progresista, de izquierdas y con conciencia de clase sería la apuesta valiente por el impulso de una legislación a favor de la mayoría social, de quienes peor lo llevan pasando y en definitiva de quienes son el motor de la sociedad.
Junto a CGT han participado, en esta convocatoria de medios, Alicia Pacas, del Colectivo de Trabajadoras del Hogar, Alba Leyva del Movimiento de Vivienda y Lorena Cabrerizo, de Anticapitalistas.
Tomás Rodríguez, en nombre de CGT, ha manifestado que la sociedad no se puede conformar con el mal menor porque esto lo que hace precisamente es desmovilizar a la clase trabajadora. Es por ello que Rodríguez ha realizado un llamamiento a toda la población para que secunde la acción del próximo 3 de febrero frente al Congreso de los Diputados, para exigir una derogación real de la Reforma Laboral.
Alba Leyva ha explicado que las medidas que han sido planteadas por el Gobierno español no van al núcleo del problema en el actual sistema español, tocado como lo está por la temporalidad y la precariedad laboral, razones por las que las personas trabajadoras no pueden acceder ni mantener una vivienda. Además, la juventud de la clase obrera tiene serios problemas para encontrar un empleo con un sueldo digno que le permita emanciparse.
Alicia Pacas ha recordado que las trabajadoras del hogar han sido esenciales durante la pandemia y ahora están totalmente olvidadas en cuanto a sus condiciones laborales y sociales. Desde este colectivo rechazan cualquier tipo de propuesta que maquille la explotación laboral y exigen acabar con los privilegios de unos pocos con los que el Gobierno se ha sentado a pactar las condiciones y los derechos de la mayoría social.
Por último, Lorena Cabrerizo ha cerrado diciendo que esta nueva crisis va a recaer otra vez sobre la espalda de la clase trabajadora, y ha exigido al Gobierno que no venda otra vez el “consenso social” como un éxito cuando lo que hay de fondo en una renuncia a mejora las condiciones de los trabajadores y las trabajadoras y la aceptación de la pérdida de derechos de las reformas anteriores.