Edurne Batanero.— Este 2022 empieza un nuevo año para la juventud que vemos como nuestra situación se agrava día a día ante la crisis actual.
Podemos destacar dos líneas que seguirán marcando el futuro de la juventud. Por un lado, La precarización y el acceso a la vida digna. Por otro, el crecimiento de la extrema derecha y el fascismo.
La precarización y el acceso a la vida digna.
La juventud obrera y estudiante encontramos ahora mismo grandes dificultades para acceder a los derechos básicos, como, por ejemplo, independizarnos con unas condiciones mínimas (ya que el acceso a la vivienda está sujeto a la especulación).
Ante este tipo de problemas en los barrios, desde la JCPE venimos interviniendo desde espacios vecinales organizados contra los desahucios, así como con campañas específicas de problemas que nos afectan, como la denuncia de la presencia de casas de apuestas en los barrios obreros. Mostrando a la juventud que la alternativa pasa por organizarse para luchar.
Conseguir un empleo seguro es un reto; algo imposible de conseguir a través de ETT y subcontratas. Así como, una vez accedemos a un puesto de trabajo, que este nos permita vivir y conciliar con una vida digna.
La juventud debemos comprender la precarización de nuestras vidas y organizarnos respecto a ella.
La situación antes de la pandemia ya era preocupante, pero ahora mismo son nuestros empleos precarios los que más se han destruido. El paro juvenil al acabar el confinamiento se situaba en el 39’61 % para menores de 25 años, el más alto de la U.E. Quien ha mantenido su trabajo, ha tenido seguramente que exponerse en el puesto, o pasar por el teletrabajo, que implica trabajar, descansar y estudiar (quien compagine) en el mismo espacio.
Desde la JCPE, ante ello lleva trabajando desde hace meses una campaña enfocada a la juventud trabajadora, a través de boletines específicos para aquellos puestos de trabajo donde hay gran presencia de jóvenes trabajadoras/es y por lo tanto altamente sobreexplotados, como son hostelería, reparto a domicilio y telemarketing.
Lo mencionado a grandes rasgos anteriormente, ha afectado a nuestra salud mental. Un tema que este año tenemos que seguir poniendo sobre la mesa. Necesitamos hablar de cómo afecta la situación a nuestra salud mental, además de reivindicar el máximo de derechos que tenemos en esta materia. No en vano, la ansiedad, considerada la enfermedad del siglo XXI, nos acorrala, consecuencia de la explotación capitalista de nuestras vidas.
El crecimiento de la extrema derecha y el fascismo:
Sabemos ya que extrema derecha y fascismo ven en la juventud descontenta ante la situación social un nicho. Buscan aprovecharlo para crecer, lo cual nos preocupa.
Hemos visto como en años anteriores se han utilizado un discurso de caridad en el que enmascarar su discurso de odio. Hoy, recurren a un falso discurso de confrontación con los poderosos y la hegemonía (de la que forman parte) para acercarse a una clase obrera más carente de conciencia que nunca, entre la que cala su mensaje. Nuestra tarea es aumentar el nivel de conciencia de las clases populares y desenmascarar al fascismo como lo que es: el perro de presa del capital.
El fascismo refuerza la explotación que sufrimos. Afianza el capitalismo en momentos de crisis, dificultando la organización obrera, persiguiéndola y prohibiendo todo lo que salga de los márgenes del sistema.
No podemos esperar más a actuar sobre este tema. Debemos empezar la movilización en estos frentes; ser parte de la juventud organizada en nuestras ciudades contra el fascismo que intenta crecer cada vez más. Seguir reivindicando que no pasarán.
¿Cuál es la propuesta de la Unión Europea ante esto?
La UE ha decidido nombrar 2022 como el año de la juventud. Una comunidad a la cual no decidimos pertenecer, busca sembrar en la juventud un sentimiento europeísta después de lo sufrido en la pandemia.
La UE sabe que nuestra educación y empleos se han visto afectados por la pandemia. Ya lo hemos mencionado, esto ha afectado a nuestra salud mental, no necesitamos un año para la juventud; necesitamos una educación de calidad a la que podamos acceder sin que nuestras familias se endeuden, tengamos que vernos forzadas a trabajar y estudiar a la vez, o no poder acceder a lo segundo.
También necesitamos salir al mundo laboral con seguridad, no atravesadas por la precariedad alimentada por las reformas laborales -dictadas por la Unión Europea- que flexibilizan más el despido y dan más facilidades a las empresas para no tener que contratarnos de forma indefinida.
Ninguno de los estudios que desarrollarán este 2022 sobre nuestra situación mencionará esto, ni las políticas públicas que se desarrollen a nivel comunitario y local, ya que nuestra situación es consecuencia directa del sistema capitalista. Por supuesto no van a realizar ninguna crítica a este, de hecho van a reforzarlo buscando una juventud que acepte su posición precaria en este sistema bajo un sentimiento de pertenencia a la Unión Europea.
Todo lo que trabajamos viene atravesado por la situación de crisis actual, pero no podemos dejar de crear lazos entre la JCPE.
Seguir formándonos, reforzando nuestras posiciones para fortalecernos y crecer creando redes de camaradería, mientras seguimos preparando nuestra próxima conferencia.
Nuestros objetivos y líneas de trabajo seguirán en la línea de acercarnos a las masas obreras juveniles, organizarnos entre el estudiantado, afianzar la perspectiva feminista de clase y continuar en la lucha contra el fascismo.