Fascismo: España toca fajina de guerra

Se acabó de forma acelerada la estrangulada microlibertad de expresión que ‘gozaban’ las otras voces en las redes. Bloqueo y cierre de canales que denuncian a Ucrania, Israel, Marruecos, Arabia Saudí o la OTAN. Encarcelamiento de periodistas dignos como Pablo González. Envío de ayuda desde España ¿mantas, tiendas de campaña, comida, médicos? ¡¡No!! de armas, que a buen seguro llegarán a manos de las brigadas nazis en Ucrania, a las que han vendido como la “resistencia”. Mientras, a los resistentes en Donbass, Palestina, Sahara, Yemen, Gobierno de Siria, gaditanos en un corte de vía o a raperos comunistas… les llaman terroristas. Por no extenderme en que en España hay militantes comunistas que jamás han practicado la lucha armada y llevan encarcelados décadas (y de por vida).

La rueda militar de la OTAN está más en marcha que nunca. Ellos y sus socios crean los problemas y la opresión de naciones enteras; hay países que se les resisten; ellos son los ‘terroristas’; ‘nosotros los demócratas’ les enfrentamos vendiendo armas de destrucción para que los ‘resistentes’ maten.

Y España es partícipe de estas opresiones, de estas esquilmaciones, de estas matanzas, por ser miembro activo de la organización terrorista OTAN. Y como tal, ha tocado fajina de guerra, también informativa. Me he cansado de ver entrevistas amañadas a nazis ucranianos (y españoles) vendidas como aporte a la libertad. De “no se puede conectar a este canal por prohibición de contenidos” ¿serán manuales de explosivos?, no, medios informativos en España que han tenido que cerrar por la guerra sucia rusofóbica. ¿Acaso no cerraron la página del SRI en facebook por difusión del apoyo a Palestina?.

Salimos de mani anti OTAN y de solidaridad con Donbass y no se refleja ni en un solo medio burgués, y en muy pocos “alternativos”, pero en las abundantes imágenes de periódicos y medios alabando las movilizaciones por Ucrania y “contra la guerra”, se ven (en casi todas), presencia de banderas nazis y fascistas. Nos están acostumbrando al odio a lo ruso y blanqueando el nazismo ucraniano.

El fútbol español es el circo de los romanos. En todos los partidos, en todas las teles, banderitas de Ucrania, gestos vacíos de los equipos y toda la hipocresía del mundo, pues han multado, expulsado a palos y criminalizado cuando los apoyos del público eran para Palestina, Sahara, o lucían esteladas o ikurriñas. Las visitas del Maccabi de Tel Aviv de baloncesto a España son vigiladas por decenas de agentes sionistas, para eso no hay “independencia de España”. Cuando un acto contra el fascismo marroquí sobre Sahara, el policía que venía a multar desconocía que los saharauis habían sido durante años ciudadanos españoles de pleno derecho.

Luces públicas con banderas de Ucrania, pero nos multaron por poner carteles de solidaridad con los presos políticos. Peticiones de ayuda económica para Ucrania, que si la gente estaría informada, sabrá que mucha de ella llegará al control de las brigadas nazis. Intenta mandar un euro a una presa política para su peculio. “No se puede hacer así” y tienes que mover Topas con Murcia para redirigirlo a gente que sí esté autorizada.

Empezaron por criminalizar a los comunistas, luego a los vascos, a los obreros combativos, a los catalanes, a los raperos y tuiteros, a los que no tragaban la perorata oficial sobre el covid, ahora criminalizan lo ruso, lo saharaui, lo palestino, lo antimonárquico, a los currelas de Cádiz o a la mayoría de centros sociales, casas okupas o gaztetxes. Les está quedando una democracia fascista muy bonita.

En nuestras manos está el cambiarlo. Y romper el molde de “es que lo ha dicho la tele” empieza por denunciar el papel cómplice y asesino de la mayor parte de la prensa española en el caso “Invasión rusa”, y en la criminalización de lo social y popular, y de los tertulianos falangistas y galosos, y de los editoriales redactados por la OTAN. Se le llama antifascismo. Y es guerra de clases, como hace tantos y tantos años.