Bruselas, la capital de Bélgica, casi se paralizó tras marcha por coste de la vida que reunió a decenas de miles personas.
Los manifestantes, en huelga, llevaban bengalas, banderas y pancartas en las que se leía “Más respeto, mejores salarios” y “Fin a los impuestos especiales”. Algunos exigían al Gobierno que hiciera más, otros decían que los empresarios debían mejorar los salarios y las condiciones de trabajo.
La inflación alcanzó el 9% en junio en Bélgica, reflejando las fuertes subidas de precios en otros lugares. Los manifestantes, que denunciaron la subida de precios de combustibles y los alquileres impagables, aseguran que vivirán más felices, si el Gobierno baja los impuestos.
Las huelgas de un día en el aeropuerto de Bruselas y en las redes de transporte local de todo el país casi paralizaron los desplazamientos públicos. El transporte público local prestaba servicios mínimos, mientras muchos vuelos fueron cancelados.
La pesadilla de inflación también llevó a las calles a miles en el Reino Unido y la República de Irlanda. Los manifestantes exigieron a sus respectivos Gobiernos que adopten medidas para ayudar a las personas que se enfrentan recibos y otros gastos que aumentan más rápidamente que sus salarios.
