Hace nueve años, Francia aumentó su presencia militar en Sahel para luchar contra el terrorismo y frenar el avance de los rebeldes tuaregs en Malí. El aumento de la violencia regional se produjo tras la invasión de Libia por la OTAN y el derrocamiento de Muamar Gadafi en 2011. En agosto de 2014, los franceses ampliaron su presencia en la región lanzando la Operación Barkhan y desplegando unos 5.000 efectivos en Malí, Burkina Faso, Níger y Chad.
Madi Ibrahim Kanté, profesor de la Universidad de Ciencias Jurídicas y Políticas, señaló que la iniciativa antiterrorista de Francia no logró sus objetivos y por eso Malí pidió a Rusia que le ayude con equipamiento para las tropas malienses y con entrenamiento.
“Rusia accedió a apoyar a Malí con estas cosas. Creo que cuando Malí consiga estas cosas, veremos la diferencia a partir de 2019-2020. Porque las fuerzas malienses se han preparado para luchar contra los terroristas en Malí. Cuando miramos a Burkina Faso, está en la misma situación que Malí en 2019 (…) Es importante que las autoridades malienses sigan cooperando con Rusia”, subrayó Kanté.
Una encuesta realizada en abril de 2022, por la fundación política alemana Friedrich-Ebert-Stiftung, mostró que el 93,5% de los malienses conocía la presencia de instructores militares rusos en el país, y nueve de cada diez encuestados (92%) creían que los rusos ayudarían a Malí a restaurar su integridad territorial.
A su vez, el investigador principal del Instituto Ruso de Estudios Africanos Evgeni Korendiásov asegura que ahora el papel de Rusia en África está creciendo.
“Les atrae sobre todo la posición independiente de la política exterior rusa. Muchos africanos ven a Rusia como una especie de contrapeso a las continuas presiones neocoloniales de Francia, Reino Unido y otros europeos y de la Unión Europea en su conjunto”, aseguró Korendiásov.
“Les atrae sobre todo la posición independiente de la política exterior rusa. Muchos africanos ven a Rusia como una especie de contrapeso a las continuas presiones neocoloniales de Francia, Reino Unido y otros europeos y de la Unión Europea en su conjunto”,— aseguró Korendiásov.”>
Destacó que Rusia ofrece una amplia cooperación en materia de seguridad nacional para reforzar las capacidades antiterroristas y militares de África contra el terrorismo y otras amenazas.
Tras el golpe de Estado de 2020 en Malí, liderado por el coronel Assimi Goita, las relaciones con el presidente francés, Emmanuel Macron, comenzaron a agrietarse y este último anunció unilateralmente la retirada de las tropas francesas en junio de 2021. A finales de noviembre de 2021, los manifestantes nigerianos se enfrentaron a un convoy militar francés tras cruzar la frontera desde Burkina Faso. El 18 de septiembre de 2022, los nigerianos volvieron a salir a las calles de la capital, en Niamey, llevaban pancartas en las que se leía
“Ejército francés criminal, fuera” y “el Ejército colonial de Barkhane debe irse”.
En julio de 2022, en la capital de Burkina Faso, Uagadugú una serie de protestas antifrancesas con lemas como “ningún acuerdo con Francia” y “Francia es un imperialista, tirano, parásito, lárgate”. Los disturbios continuaron durante todo el mes de agosto y, a finales de septiembre, el capitán del Ejército Ibrahim Traore derrocó al líder militar de Burkina Faso, el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, en un segundo golpe militar consecutivo. A principios de octubre, los manifestantes burkineses organizaron protestas ante la Embajada de Francia en Uagadugú y prendieron fuego a las vallas del edificio.
