Pocos son conscientes de ello, porque los medios ignoran la noticia de que entre los recientes ataques de la aviación turca en el norte de Siria contra posiciones kurdas, el más importante involucró a un gran centro de entrenamiento estadounidense para las milicias PKK y YPG. Este hecho confirma que en la situación de Medio Oriente, la estrategia estadounidense prevé el uso de peones kurdos para cambiar el equilibrio de poder en un área estratégica que incluye Irak, Siria y ahora más que nunca Irán.
Tras el fracaso de la operación ISIS por la intervención rusa en Siria, que trastornó el equilibrio de poder en la región en detrimento de los estadounidenses y creó un frente que incluye a Irán, Líbano, Siria y el propio Irak y abrió nuevas perspectivas con la países del Golfo, EE.UU. ha tenido a bien centrarse en las minorías kurdas de estos países para llevar a cabo un nuevo proceso de desestabilización respecto al nuevo statu quo.
Las organizaciones independentistas kurdas (PKK e YPG) ahora han aceptado este papel, convirtiéndose en antagonistas de facto de Irak, Siria e Irán y colaborando activamente con los estadounidenses que los arman y entrenan. Los kurdos también comparten con EE. UU. el reparto del petróleo robado a los sirios en la zona ocupada por las tropas estadounidenses y exportan petróleo con su propia empresa.
En Irak, en la región llamada Kurdistán iraquí, los lazos entre Estados Unidos y el líder Barzani (hijo del más famoso que se refugió en Estados Unidos en tiempos de Sadam) están activos desde hace décadas. Pero el punto de inflexión se produjo después de la agresión estadounidense contra Irak cuando los kurdos, al intentar sin éxito la carta de independencia, crearon una región autónoma que mantiene estrechas relaciones no solo con los estadounidenses, sino también con los israelíes. En estas zonas, con su aportación, también se han creado fortificaciones y estructuras militares que, además, los iraníes bombardean periódicamente por representar bases ofensivas hacia su territorio.
Ya hemos mencionado a Siria. Exaltados en Occidente por su resistencia al ISIS, los kurdos se han aprovechado de las dificultades de Siria para labrarse su propia zona autónoma llamada Rojava (“Oeste”) y colocarla bajo el paraguas estadounidense. El grado de connivencia entre estadounidenses y kurdos también ha quedado demostrado tras los recientes bombardeos turcos. Anticipándose a su intervención terrestre, que podría afectar a las localidades de Tell Rifaat, Manbij y Ain al Arab (Kobane), los estadounidenses para evitar un enfrentamiento directo pidieron a los turcos que se detuvieran, con la promesa de llevar a los kurdos más allá de los 30 km de distancia. la frontera turca, como si fueran tropas con barras y estrellas.
Después de Siria y el Kurdistán iraquí, el juego más importante se está jugando ahora en Irán. Aquí también los principales protagonistas son los kurdos iraníes. Cualquiera que sea el pretexto o la provocación que desató las manifestaciones callejeras, lo cierto es que en la crisis que se ha abierto hay una intervención estadounidense y el uso de la minoría kurda para gestionarla.
La cuestión iraní se vuelve aún más delicada ya que Irán está jugando un papel internacional importante en el período previo a la guerra en Ucrania en términos de su relación con Rusia. El colapso del régimen iraní sería una gran victoria para los estadounidenses (y para Israel) y una vez más el peón a jugar es el kurdo.
En base a estos hechos, ha llegado el momento de aclarar el papel de los movimientos independentistas kurdos en la lucha que el movimiento antiimperialista internacional libra contra la política estadounidense. Si el objetivo común de la lucha es la unidad de fuerzas contra el enemigo estadounidense y sus aliados de la OTAN, ¿cómo se debe considerar el papel de los kurdos? La pregunta es sin duda retórica, pero es la respuesta lo que cuenta. Y esto nos lleva a entrar en el fondo de dos cuestiones, el papel de la izquierda imperialista que apoya a los separatistas kurdos y la cuestión nacional objetiva del pueblo kurdo.
En Europa y en Italia, la campaña a favor de los kurdos se lleva a cabo desde hace algún tiempo, independientemente de dónde se encuentren y cómo operen. ¿Quién tiene interés en alimentar esta campaña y por qué se confunde el movimiento antiimperialista con el apoyo a los kurdos, quienes, independientemente de sus motivaciones, operan dentro del proyecto estadounidense?
Se objetará que la cuestión nacional kurda no puede resolverse solo con una condena. En realidad, desde que Ochalan lideró su lucha por la independencia contra Turquía con una organización internacionalista y comunista, ha pasado mucha agua bajo el puente y hoy sus seguidores están tomando malas decisiones que a la larga, tras la inevitable retirada estadounidense de Siria y una mayor la derrota en Irán se volverá contra el pueblo kurdo.
Aginform
29 de noviembre de 2022