FRANCIA. Manifestante en coma por una bomba lacrimógena lanzada por la policía

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Esto sucedió el sábado durante los duros enfrentamientos entre la policía y los manifestantes en el centro-oeste de Francia, concretamente en la localidad de Sainte-Soline. La persona que entró en coma, un hombre de unos 30 años, se debate entre la vida y la muerte.

 

Al parecer sufrió un traumatismo craneal y tiene un “pronóstico vital grave”. Esta información fue facilitada, a través de un informe, por la Fiscalía de Niort, que ha abierto una investigación para “determinar la naturaleza exacta” de las heridas graves que sufrieron tres manifestantes y las circunstancias en que resultaron heridos.

Por su parte, Soulèvements de la Terre, que es una de las organizaciones que convocaron la manifestación, ha corroborado que el hombre se encuentra en coma y, además, ha denunciado que tardaron más de 3 horas desde que resultó herido hasta que le trasladaron al hospital.

Las organizaciones convocantes han informado que 200 manifestantes resultaron heridos. También han acusado al gobierno de haber ejercido una “represión masiva”, señalando que la policía fue la primera en disparar con granadas aturdidoras, gases lacrimógenos y cañones de agua.

Vídeos ilustrativos:

 

1 COMENTARIO

  1. Por qué explota? Eso es un arma…cómo es posible que puedan utilizarlas? Si no es fuego real, poco le falta. Han dejado a una persona en coma. Francia no se rinde! Fuerza chico!

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Miguel Hernández… «Y nuestro odio no es el tigre que devasta: es el martillo que construye.»

«Ya sabéis, compañeros en penas, fatigas y anhelos, que la palabra homenaje huele a estatua de plaza pública y a vanidad burguesa. No creo que nadie entre nosotros haya tratado de homenajear a nadie de nosotros hoy, al reunirnos, en la sabrosa satisfacción de comer como en familia. Se trata de otra cosa. Y yo quiero que esta comida no dé motivo para pronunciar palabras de significación extraña de nuestro modo de ser revolucionario. Esta comida es justo premio a los muchos merecimientos hechos en su vida de espectro por uno de nosotros, durante los veinticinco días que ha conllevado consigo mismo, con la paciencia de un muerto efectivo, allá, en la ultratumba de esta cárcel. El hambre que he traído de aquella trasvida fantasmal a esta otra vida real de preso: el hambre que he traído, y que no se me va de mi naturaleza, bien merece el recibimiento del tamaño de una vaca: Eso sí; como poeta, he advertido la ausencia del laurel… en los condimentos. Por lo demás, el detalle del laurel no importa, ya que para mis sienes siempre preferiré unas nobles canas. Quedamos, pues, en que hoy me ha correspondido a mí ser pretexto para afirmar, sobre una sólida base alimenticia, nuestra necesidad de colaboración fraterna en todos los aspectos y desde todos los planos y arideces de nuestra vida. Hoy que pasa el pueblo, quien puede pasar, por el trance más delicado y difícil de su existencia, aunque también el más aleccionador y probatorio de su temple, quiero brindar con vosotros. Vamos a brindar por la felicidad de este pueblo: por aquello que más se aproxima a una felicidad colectiva. Ya sabéis. Es preciso que brindemos. Y no tenemos ni vino ni vaso. Pero, ahora, en este mismo instante, podemos levantar el puño, mentalmente, clandestinamente, y entrechocarlo. No hay vaso que pueda contener sin romperse la sola bebida que cabe en un puño: el odio. El odio desbordante que sentimos ante estos muros representantes de tanta injusticia: el odio que se derrama desde nuestros puños sobre estos muros: que se derramará. El odio que ilumina con su enérgica fuerza vital la frente y la mirada y los horizontes del trabajador. Pero, severamente, cuidaremos en nosotros que este odio no sea el del instinto y la pasión irrefrenada. Ese odio primigenio sólo conduce a la selva. Y nuestro odio no es el tigre que devasta: es el martillo que construye. Vamos, pues, a brindar». Miguel Hernández

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