“Queremos nuestro dinero ya. Queremos que nos devuelvan el dinero que pagamos allí. Nuestros amigos del Ministerio se reunieron y revisaron los pasos que daremos a partir de ahora. Ahora nos cuidaremos a nosotros mismos”, declaró Cavusoglu a los medios.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, había declarado anteriormente que el país había pagado 1.400 millones de dólares por los cazas de quinta generación.
Al respecto, el canciller turco señaló que Ankara no quiere que la situación “se convierta en un cuento de la serpiente como con el sistema de defensa antiaérea Patriot”, cuando Washington estaba dando largas y poniendo trabas a la venta de estos sistemas al país otomano y solo accedió a hacerlo después de que se cerrara el acuerdo sobre los S-400 rusos.
En este sentido, Turquía ya se encuentra en fases avanzadas del desarrollo de su propio caza, el KAAN, que debería ocupar el lugar de los F-35 en la Fuerza Aérea turca, así como los Hurjet que podrían reemplazar parcialmente a los F-16. Cabe señalar, que según los funcionarios turcos las dos aeronaves son de fabricación nacional, lo cual le proporcionaría una mayor independencia al país otomano en el ámbito de la aviación de combate.
Recientemente, Washington le sugirió a Ankara que entregue sus sistemas de defensa antiaérea S-400 a Ucrania. Sin embargo, en una manifestación de soberanía y anhelo a las capacidades defensivas, Turquía se había negado decididamente a hacerlo.
En abril de 2021, EEUU excluyó a Turquía del programa F-35 después de que Ankara adquiriera los sistemas de defensa antiaérea rusos S-400. Washington anuló el memorándum conjunto sobre los cazas F-35 con el país, aunque firmó el documento con otros siete socios del proyecto: el Reino Unido, Italia, Países Bajos, Australia, Dinamarca, Canadá y Noruega.
Erdogan declaró ese mismo año que Turquía había recibido una oferta de Estados Unidos para comprar en su lugar los más antiguos cazas F-16, una generación por detrás de los F-35. El Congreso estadounidense estuvo debatiendo si incluir restricciones a la venta de estos aviones en su proyecto de ley anual de gastos de defensa para el año fiscal 2023, mientras que el Departamento de Estado de EEUU ha estado tratando de convencer a los legisladores de que el acuerdo estaba alineado con los intereses de Washington.