La CIA apoya a “monstruos” y “radicales” para sembrar el caos mundial, asegura analista militar

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EEUU tiene un largo historial de apoyo a golpes militares y "revoluciones de colores" contra gobiernos extranjeros que se niegan a someterse a Washington, y de invasiones cuando todo lo demás falla. El exoficial de operaciones psicológicas Scott Bennett explica a Sputnik por qué la moralidad de sus fuerzas proxy no les preocupa.

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El Ejército estadounidense entrena a mercenarios y terroristas para operaciones de desestabilización y golpes de Estado dirigidos por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) en todo el mundo, afirma este especialista.

 

El 14 de mayo, un importante diario estadounidense notificó la publicación de nuevos documentos del Departamento de Defensa que revelaban que la dependencia militar no estaba investigando si los militantes reclutados para sus programas de entrenamiento de fuerzas de representación habían cometido violaciones de derechos humanos.

El Congreso de Estados Unidos, que aprobó 115 millones de dólares en 2018 para reclutar, armar y entrenar fuerzas “antiterroristas” e insurgentes, ha bloqueado esfuerzos previos para exigir la investigación de antecedentes por participación en atrocidades.

Las fuerzas especiales estadounidenses entrenaron a ucranianos en tácticas de guerrilla para emplearlas contra Rusia antes del conflicto en Ucrania. Desde entonces, han aparecido vídeos que demuestran que las tropas ucranianas torturan y asesinan a prisioneros de guerra y civiles rusos.

Según Benett, no había nada nuevo en el uso por Washington de fuerzas sustitutas para desestabilizar a las naciones en su punto de mira.

Las fuerzas de operaciones especiales que las preparan están “bien entrenadas en múltiples sistemas de armas y tácticas de batalla, dominan idiomas extranjeros y son capaces de funcionar en una variedad de terrenos, paisajes políticos, entornos socioeconómicos y sistemas políticos”, comentó el especialista norteamericano.

El exagente de Psy-Ops [operaciones psicológicas] explicó que una de sus principales misiones era “identificar, reclutar, entrenar, desplegar y apoyar” a militantes locales en otros países para “perturbar la situación socio-político-económica con el fin de desestabilizar el gobierno de esa nación.”

“A menudo están entrenados en guerra psicológica, revoluciones de color, golpes políticos, operaciones cibernéticas y otras formas de guerra irregular”, asegura el exoficial.

Esas operaciones negras suelen ser planificadas por la CIA y ejecutadas a través de las embajadas estadounidenses en los países a desestabilizar, “independientemente de lo sangriento, criminal o inconstitucional que pueda ser la misión”, señaló Bennett.

Los detalles de los documentos del Pentágono, hechos públicos a través de una solicitud conforme a la Ley por la Libertad de la Información, tienen “perfecto sentido” y encajan con los objetivos, estrategias y tácticas militares estándar y de la CIA para la “guerra irregular-asimétrica”, el “conflicto de baja intensidad”, las “operaciones de guerra psicológica-información” y la “guerra de guerrillas”, precisó.

“Las fuerzas especiales han sido notoriamente utilizadas para el entrenamiento de insurgentes armados, mercenarios y contratistas” empleados por Washington para “revoluciones de color, en guerras civiles y otros levantamientos que buscan derrocar violentamente o cambiar gobiernos”, subrayó Bennett.

De acuerdo con el experto, el objetivo es “transformarlos para convertirlos en dóciles y obedientes colonias vasallas de Estados Unidos, utilizando las ilusiones de democracia, derechos humanos, libertad y otros eslóganes hipnóticos de extravío político”.

El informante del Ejército añadió que Washington no tenía inconveniente en reclutar criminales violentos como mercenarios en Irak, Afganistán, Somalia y otros lugares para crear una “tormenta de miedo, violencia e inestabilidad que puede ser utilizada como una forma de guerra psicológica para coaccionar a la población a rendirse al régimen títere o dictador de Estados Unidos”, con Siria, Libia y Ucrania como los ejemplos más recientes.

En respuesta a un informe del Global Times chino, según el cual personal militar estadounidense había llegado a entrenar a miembros del batallón neonazi Azov (organización terrorista prohibida en Rusia), Bennett explicó que ni la CIA ni el Departamento de Defensa aplicaban “escrutinio ético o filtro moral” a las fuerzas interpuestas que reclutaban.
Esto “no sólo es comprensible y esperable, sino que, de hecho, es totalmente intencionado y está diseñado para ser así”, agregó.

“La CIA cultiva y selecciona intencionadamente a los más bárbaros, feroces, sociópatas, sanguinarios, violadores, asesinos, torturadores, monstruos, criminales, drogadictos y asesinos de niños para que sean mercenarios en las diversas operaciones de guerra irregular y revoluciones gubernamentales”, acusó Bennett.

“Sólo las peores personas de la sociedad son suficientes para ejercer el dolor, el sufrimiento, el trauma y el mal sobre el resto de la sociedad para crear el caos que EEUU necesita para derrocar gobiernos y saquear los recursos de esos países”, continuó.

Eso fue más evidente en Ucrania, prosiguió, donde “nunca antes se había producido tanto lavado de cerebro hasta el punto de que el pueblo ucraniano está completamente lobotomizado e hipnotizado por el fanatismo y los prejuicios raciales, religiosos y étnicos contra los rusos”.

Lamentó que las instituciones estadounidenses que decían defender la democracia hayan sido “los doctores Frankenstein que han creado esta monstruosidad”.

 

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