Victor Lucas (UyL).— El intento de elaborar una crónica política sobre el imperialismo, te conduce inexorablemente a la guerra. Golpes de estado, intervenciones, injerencias, amenazas y bloqueos, son los elementos propios de la “genética” imperialista.
Si con esta primera aserción nos situamos en el continente latinoamericano y caribeño, la fotografía es más dramática.
Las elecciones a la presidencia de Ecuador se han visto alteradas con el asesinato del candidato Villavicencio que ha modificado los sondeos que daban ventaja a la opción del binomio de Revolución Ciudadana compartido por Luisa González y Andrés Arauz. Es otra evidencia de que la CIA no tolera ni el progresismo burgués.
Nicaragua se ve azotada hasta por gobiernos que no son los referentes políticos de sus oligarquías en sus respectivos países. Una declaración de su presidente (Daniel Ortega) sobre el golpe de estado en Chile en 1973, ha generado misiles mediáticos en la línea de uno de los titulares del mercenario servidor del imperialismo que es “El País”. “Ortega y Murillo una amenaza para la democracia regional”; “Boric “llama dictador a Ortega y defiende a los carabineros tras los ataques del nicaragüense”; para Petro “Ortega hace lo mismo que Pinochet”. Todos ellos estúpidamente coincidentes con el Señor X de la banda asesina GAL (F. González), que, sin complejos, sin vergüenza (separado y junto) y de forma “libre y democrática” escupe que “el Chile de Pinochet respetaba más los derechos humanos que el paraíso de Maduro”…, por eso le vendía armas en pleno proceso de represión; no se sorprendan los lectores, a pesar de todo, ¡este sujeto no está acusado de terrorismo!
Sin salirnos de Centroamérica, Guatemala también está teniendo su protagonismo. Las elecciones a la Presidencia de la República se ven intervenidas por un nuevo arma golpista que ya ha salido de la probeta del laboratorio y a la que se le ha dado el nombre de “lawfare”. Bolivia y Perú ya han tenido experiencia en la “capacidad destructiva” de este nuevo tipo de armamento que de forma sigilosa y sin hacer ruido, es operado por equipos especiales de intervención rápida: Fiscalía y Tribunal Supremo. Cuál no será el hábito secular de todas las instancias de poder guatemalteco que, por haber sobrepasado todos los límites, ha sido reprendido por el imperialismo norteamericano, eso sí, en una declaración tibia y medida.
En el espacio caribeño de esta zona del continente americano nos encontramos con el demonio del imperialismo: Cuba. Sin novedad en el frente. El bloqueo económico, comercial y financiero continúa para seguir atentando contra el pueblo cubano y su insolente decisión de mantenerse firme en la defensa de la Revolución. Desde el campo mediático del capital, la manipulación y las falsedades son las extremidades inferiores que sostienen el cuerpo dogmático y doctrinal de lo que es el tóxico discurso del imperialismo. La persistencia en la imposición extraterritorial de las 243 medidas que se aplican para vencer por desmayo al pueblo de Cuba, sólo entra en mentes psicopáticas con un elevado grado de violencia, de terror. Por tanto, la lucha contra el bloqueo es una actitud militante de honestidad y dignidad humanas. La otra batalla que sigue librando Cuba es la de la soberanía territorial, al continuar ocupada una parcela de su territorio donde se enclava la base yanqui de Guantánamo.
Continuando nuestro sintético viaje narrativo político de la actualidad en América Latina, nos situamos en Chile, en el 50 aniversario del golpe de estado que asesinó al presidente Salvador Allende para ahogar la experiencia chilena de la Unidad Popular. Un proceso instruido por la CIA que sirvió para teorizar la “doctrina del shock” que ha generado un posicionamiento político en las nuevas generaciones carente del conocimiento de la salvaje represión y, asimismo, de una concepción pacata y vulgar de la democracia. El experimento chileno del 11 de septiembre de 1973 estuvo asistido por las teorías del neoliberalismo de la Escuela de Chicago que dirigía Milton Friedman. Liberalismo, como práctica económica, se asocia, pues, a golpismo y anticomunismo. Una visita al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos nos muestra que no encontraremos ningún folleto con pronunciamiento político contra la Dictadura militar que vejó, humilló, torturó y asesinó a miles de chilenos y chilenas. Es necesario que la dosis de la anestesia inyectada a los/as chilenos/as pierda sus efectos y así recobrar la consciencia y la conciencia de la realidad material del sistema político-social en el que se desarrollan sus relaciones de producción y de socialización; algunos/as han estado intubados mucho tiempo.
“Salgo y pregunto por un viejo amigo, de aquellos tiempos duramente humanos, pero nos lo ha podrido el enemigo, degollaron su alma en nuestras manos” (parte de una estrofa de la canción de Silvio Rodríguez “Llover sobre mojado”).
Concluimos este artículo en la Argentina que se ha enquistado en un bucle de presidencias desde hace más de 90 años, donde su inmensa riqueza se ha ido dilapidando en una frenética deuda que el FMI y el BM han sabido manejar para sabotear la soberanía argentina. El actual presidente Alberto Ángel Fernández que consiguió el cargo en 2019 por la coalición Frente de todos, asegura los beneficios empresariales y de las multinacionales con decretos que erosionan las condiciones materiales de la clase obrera y de sectores populares que se van empobreciendo. Argentina es, pues, otro modelo de ocupación/intervención del imperialismo.
¡Como decíamos ayer…!
