No soy racista, ni antisemita, no siento rechazo a los judíos, es un pueblo que ha dado y dará grandes hombres y mujeres a la humanidad. Soy antifascista, antirracista, antiabusos. Del mismo modo que rechazo el holocausto judío, también rechazo el genocidio del pueblo palestino.
SIONISMO, FASCISMO, NAZISMO, son monstruos sedientos de sangre, amantes de la sinrazón, sin argumentos, solo tienen la fuerza, solo entienden de imponer la ley del más fuerte como bestias salvajes, sus herramienta son el terror y la barbarie, la mentira y la desinformación.
El sionismo es inhumano, considera que hay un único pueblo elegido por Dios, y son ellos, parecido a lo que dijo Hitler de la raza aria superior y la necesidad de un espacio vital para Alemania, las dos ideas consideran que el resto son prescindibles. Israel es Alemania en 1940.
Como esperar empatía de un Israel sionista, un gobierno israelí que considera que Dios los ha hecho superiores a otros pueblos, que han nacido para ser amos, no podemos pedir humanidad a quienes se consideran el único pueblo elegido por Dios y ven a los palestinos como animales.
El pueblo alemán ha dado grandes hombres, científicos y pensadores a la humanidad, pero también el NAZISMO y el HOLOCAUSTO nacieron en Alemania. Lo mismo podemos decir de pueblo judío, apresar de que un Israel SIONISTA esté cometiendo un genocidio en Palestina, otro HOLOCAUSTO.
Siempre me he preguntado como el mundo pudo mirar para otro lado en la persecución y el genocidio judío en Europa, pues como los gobiernos Occidentales en la actualidad, por dinero y servilismo, lo único esperanzador es ver como hoy los pueblos del mundo, y apesar de sus gobiernos, están tomando las calles de todo el mundo para defender al pueblo Palestino.
Como siempre, solo el pueblo defiende al pueblo.
“Antisionismo no es antisemitismo”(sic)
¡Por supuesto!
Si alguien se manifiesta antisemita debe de estar contra palestinos, jordanos, libaneses, irakíes, sirios …….
En cambio el antisionista estará contra los exaltados ultras judíos que se creen el pueblo elegido de un extraño y sanguinario dios y que dejaron hace siglos de ser semitas debido a los cruces con arios europeos, asiáticos y norteafricanos a lo largo de los siglos de la diáspora desde tiempos del Imperio Romano (siglo I e.c.)