Cuando denunciar el genocidio es un peligro

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El mundo anda patas arriba, repetiría el escritor uruguayo Eduardo Galeano si conociera que el músico británico Roger Waters, cofundador de la banda de rock Pink Floyd, fue despedido por la discográfica BMG debido a sus condenas al genocidio israelí en Palestina.

 

Según la revista Variety, la compañía liquidará el acuerdo editorial de 2016 con el legendario compositor y guitarrista por sus «opiniones controversiales» hacia Tel Aviv y Washington, por considerarlo culpable de apañar al régimen sionista en su última campaña de exterminio.

En una entrevista el pasado año, el también cantante y activista político denunció las presiones de los ejecutivos proisraelíes de BMG, debido a los comentarios, considerados incendiarios, del líder de Pink Floyd sobre Israel, Ucrania y Estados Unidos, según The Times of Israel.

Después de asumir el cargo en julio de 2023, el nuevo director ejecutivo de la empresa, Thomas Coesfeld, canceló un acuerdo con Waters para volver a grabar el clásico álbum «The Dark Side of the Moon», de Pink Floyd, de 1973.

A pesar de las amenazas en su contra y hacia otros intelectuales y artistas que se pronuncian contra tal barbarie, los vídeos en que actores famosos leen las acusaciones del caso de presunto “genocidio” presentado por Sudáfrica contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) están recibiendo miles de visitas.

En el canal de YouTube The Palestine Festival of Literature (El festival palestino de literatura), publicados en seis partes, 29 celebridades del mundo del espectáculo, el cine y la televisión muestran su apoyo a Palestina y su condena a Tel Aviv.

Entre las celebridades se encuentran los actores de la serie de televisión Crown, Khalid Abdalla y Tobias Menzies, y los de la serie de televisión Game of Thrones, Charles Dance, Carice van Houten y Lena Headey.

También aparecieron ante la cámara además los actores Adam Bakri, de origen israelí, y Wallace Shawn, judío, así como la actriz Cynthia Nixon, que participó en la huelga de hambre exigiendo un alto el fuego frente a la Casa Blanca.

El documentalista y ganador del Óscar Michael Moore envió una carta abierta al presidente Joe Biden, la cual entre otras cosas, señala que tal vez este es el momento para reconocer públicamente que el supuesto apoyo de su Gobierno a Israel es más bien parte de la política estadounidense de los últimos 75 años.

“Hemos financiado y construido la nación de Israel como nuestra base personal de operaciones para proteger nuestros intereses en Medio Oriente”, escribió.

“Y claro, esos intereses son petróleo, ocupación, más petróleo, invasiones, recaudación de inteligencia y hasta más petróleo, y contener el Islam, la gente morena y otra formas de vida que consideramos ‘sub-humanas’…. ¿No debemos confesar?… Creo que la mayoría del mundo apreciaría un momento de honestidad”, apuntó Moore.

Los acontecimientos en Gaza radicalizan a muchas personas en todo el mundo, un proceso que encontró una vívida expresión en la protesta de un millón de personas en Londres el pasado 11 de noviembre y las manifestaciones de cientos de miles en todo el mundo a mediados de ese mes en 2023.

En Estados Unidos, ocho mil artistas, escritores y otros trabajadores firmaron una declaración explícita en contra de la barbarie.

“Apoyamos la liberación de Palestina y pedimos que se ponga fin a la matanza y el daño a todos los civiles, que se establezca un alto el fuego inmediato, que se permita el paso de la ayuda humanitaria a Gaza y se ponga fin a la complicidad de nuestros órganos de gobierno en las graves violaciones de los derechos humanos y los crímenes de guerra”, indicó el texto.

En España, más de 350 personalidades de la cultura, entre ellos Marisa Paredes, Juan Diego Botto, Emma Suárez, Ramoncín y Rozalén, suscribieron un documento “condenando la masacre en Gaza y la inacción ante el genocidio contra el pueblo palestino”.

El “Manifiesto de la cultura española contra el genocidio de Gaza” exige un alto al fuego inmediato, la apertura urgente de corredores humanitarios, pide al gobierno español que actúe para que sean sancionadas todas las violaciones de los derechos humanos, y rechaza cualquier desplazamiento forzado de la población palestina.

También piden que cesen inmediatamente los ataques de los colonos en los territorios ocupados de Cisjordania y denuncian “los asesinatos en Palestina, que en los últimos meses se estaban dando de forma alarmante, con el silencio internacional y mediático”. Entre los firmantes y quienes acudieron a presentarlo están además Montxo Armendáriz, Ismael Serrano, Cristina del Valle, Ana Fernández, Lluís Pasqual, Itziar Castro, Nacho Campillo, Beatriz Rico, Sergi López, Nuria Gallardo, Coque Malla, Kiti Mánver, Silvia Marsó, Carmen París, Luís Pastor, Marwán, Amparo Sánchez (Amparanoia) y Lydia Cacho.

En el Reino Unido, más de dos mil cineastas, actores, artistas visuales, dramaturgos, músicos, fotógrafos, poetas, autores, comediantes, productores, directores, DJs, arquitectos y diseñadores firmaron una carta abierta en la que afirmaban que “nuestros gobiernos no solo toleran los crímenes de guerra, sino que los ayudan e instigan”.

EL MUNDO AL REVÉS

Sin embargo, resulta evidente que, junto a la extrema derecha, el macartismo revive en algunos países. Las personas condenadas, encarceladas, relegadas, despedidas u obligadas a dimitir, silenciadas, criminalizadas, hostigadas o amenazadas por denunciar la masacre israelí en Gaza se cuentan por miles.

Al estilo de la caza de brujas de los años 50, el pasado 5 de diciembre la congresista Elise Stefanik interrogó con el clásico “conteste sí o no” a Claudine Gay, presidenta de la Universidad de Harvard, si condenaba el uso de la frase “Desde el río hasta el mar, Palestina será libre” y los cánticos llamando a la “Intifada” por parte de su alumnado.

Además de asegurar de manera pública que tal discurso es “odioso”, “temerario”, “ofensivo” y “aborrecible”, la representante republicana consideró necesaria la posibilidad de abrir expedientes disciplinarios a los alumnos que las utilicen.

El 2 de enero de este año, la primera rectora afroamericana de Harvard presentó su dimisión entre acusaciones de plagio, insultos racistas, además de ser acusada de responder con tibieza en el juicio político ante el Congreso de Estados Unidos acerca de si tomaría o no medidas contra los estudiantes que cantaran en apoyo a Palestina.

No son pocos los gobiernos que prohíben las manifestaciones, marchas, uso de símbolos y lemas de condena a los ataques israelíes y en apoyo a la causa palestina.

En Reino Unido la ministra del Interior, Suella Braverman, trasladó instrucciones a la policía de perseguir cánticos como “From the River to the Sea” al considerarlo la “expresión de un deseo violento de ver a Israel borrado del mundo”.

La ministra también instaba a tomar medidas contra banderas, canciones o lemas que pudieran molestar a la comunidad judía. Según Braverman, en ciertos contextos, ondear la bandera palestina puede ser catalogado como un comportamiento “no legítimo”.

Cuatro meses se cumplieron el 8 de febrero del inicio de la masacre israelí, mientras en Francia sigue siendo ilegal manifestarse por Palestina, aunque el Gobierno autorizó algunas marchas, como la gran movilización del 4 de noviembre en París. Otras, como las manifestaciones del 31 de diciembre, desafiaron la prohibición y reunieron a miles de personas. Según Islamic Human Rights Commission (IHRC), organización de derechos humanos asentada en Londres, tanto Reino Unido como Francia y Alemania están “violando el derecho a la libertad de opinión y expresión, de reunión pacífica y de asociación”.

En un informe presentado a la Organización de Naciones Unidas en diciembre de 2023, esta comisión denunció que la represión contra la protesta y la solidaridad con Palestina están alcanzando niveles “alarmantes”.

La persecución y cancelación de presentaciones de artistas críticos con los ataques sobre Gaza en Alemania alcanzaron su máxima expresión el pasado 4 de enero, cuando el Ayuntamiento de Berlín anunció que exigirá a instituciones culturales firmar una declaración contra el antisemitismo, el racismo y la homofobia como condición previa para recibir apoyo financiero de la ciudad.

Según la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA) y el Estado alemán, cualquier ataque a Israel puede ser entendido como antisemita.

Teniendo en cuenta esa definición, Berlín considera antisemitismo también comparar el genocidio nazi con cualquier acto perpetrado por Tel Aviv, decisión que es denunciada por más de un centenar de organizaciones de derechos humanos.

“Al fin del milenio, el mundo al revés está a la vista: es el mundo tal cual es, con la izquierda a la derecha, el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies”, escribió el genial Galeano en Buenos Aires, entre 1973 y 1974, durante su exilio.

Y agregó: “Patas arriba tiene muchos cómplices. Es un placer denunciarlos”, un llamado que debemos asumir hoy todas las personas de bien, que sientan en carne propia el dolor de Palestina y su pueblo.

Vía:SANA
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