María Luna (Unidad y Lucha).— El 3 de agosto fue una jornada de apoyo a presas y presos palestinos, cuyo número crece incesantemente ante la pasividad, cuando no complicidad, de la conocida como comunidad internacional. Sin embargo, la lucha por la liberación de todos los presos y presas palestinas es también nuestra causa, porque ninguna injusticia nos es ajena y porque Palestina y su liberación es hoy la causa de la humanidad.
Lo que sabemos
Cuando esto se escribe el número de detenciones por la entidad sionista desde el 7 de octubre y sólo en la Cisjordania ocupada, asciende a más de 9.800 personas, entre las que se encuentran 340 mujeres y 680 menores. El último minuto de la Palestina ocupada decía que las fuerzas de ocupación allanaron la casa del Sheikh de la mezquita Al-Aqsa, Ikrima Sabri de 85 años, en la Jerusalén ocupada y se lo llevaron arrestado. Posteriormente liberado y desterrado…Da igual cuando esto se publique porque cientos de personas más habrán sido secuestradas ilegalmente y violentadas por las fuerzas terroristas de la ocupación. Personas y no números. Reales, de carne y hueso como el niño Khaled Saed Al-Shawa asesinado por un ataque sionista en la ciudad de Gaza. Cuantos nombres y vidas segadas estos meses por la barbarie sionista, aunque el horror viene de lejos y hunde sus raíces en el siglo XX, pero la urgencia del momento no permite tanta profundización histórica. Y la masacre, torturas y devastación se ejecutan ante nuestros ojos por los sionistas que juegan a ser “diosecillos” y la aquiescencia de EE.UU, la Unión Europea y gobiernos árabes lacayuelos del imperialismo.
Es imposible saber los datos totales de la Franja de Gaza, pues miles de palestinos y palestinas han sido detenidos en los asaltos a hospitales, escuelas, barrios, campamentos de refugiados… Lo que sí sabemos con certeza, los datos del informe de 31 de julio del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) están ahí, es que la mayoría de esas personas detenidas han sufrido todo tipo de torturas, trato inhumano y degradante, así como violencia física y sexual y, además, una detención arbitraria, lo que ya de por sí es una vulneración de todo derecho humano.
Lo que sí sabemos es que miles de palestinos, que se encuentran en la categoría de detención administrativa (sin cargos ni juicio) están sujetos a malos tratos y a condiciones físicas terribles. También sabemos de la detención prolongada, secreta e incomunicada de palestinos y palestinas en las cárceles sionistas y que decenas de esas personas han muerto bajo custodia “israelí”, ACNUDH ha constatado que al menos 53 detenidos de Gaza y Cisjordania han muerto bajo custodia. No son números, son reales como el prisionero Islam Al-Sarsawi, de 42 años, arrestado junto con decenas de personas durante el asalto al Hospital Al-Shifa y torturado hasta la muerte en el campo de concentración Sde Teiman. Omar Abdel Aziz Junaid, de 26 años, detenido junto con su hermano Yasser el 24 de diciembre de 2023 en su casa de Jabalia y asesinado durante su secuestro. Yasser regresó de la detención, como otros que lo han hecho y dan testimonio de ese “Abu Graib“ gigante que son las cárceles de la entidad sionista llamada Israel.
Desnudos y encadenados, ese es el trato habitual contra los palestinos detenidos en Gaza. En el centro de detención de Sde Teiman se amputan extremidades de forma rutinaria por heridas infectadas que no fueron tratadas. Los detenidos heridos son encadenados, se les vendan los ojos y se les alimenta con una pajita.
Sabemos que activistas, defensores de los derechos humanos y periodistas han sido detenidos por publicaciones en las redes sociales o mientras trabajaban. El asesino quiere borrar el rastro del crimen. 165 trabajadores de los medios de comunicación han sido asesinados hasta el momento.
También sabemos que la realidad vivida en las cárceles sionistas es terrorífica, con celdas superpobladas que pueden alcanzar el cuádruple de su capacidad máxima. Hacinamiento y traslado de reos con patologías contagiosas de una sección a otra, con el objetivo de multiplicar los contagios. Enfermedades de la piel, agravadas por la falta de ventilación y celdas sin luz solar, lo que está considerado como un delito grave contra los derechos humanos. Sabemos que hay menores entre los presos infectados, sobre todo en la prisión de Megiddo, y que la ocupación ha convertido la ausencia del tratamiento médico necesario en una herramienta de tortura. Los detenidos con problemas de salud se ven especialmente afectados. Una autopsia reveló que un joven de 21 años con la enfermedad de Hirschsprung murió porque se le negó la dieta que necesitaba, mientras que otro detenido afirmó que le dieron alcohol puro cuando pidió agua para tomar sus medicamentos.
A las personas detenidas se les niegan necesidades básicas, como comida, agua, espacio, calor e higiene. La negación de alimentos ha provocado desnutrición y pérdida de hasta 55 kg de peso corporal, según los palestinos entrevistados por el ACNUDH.
Tortura y violencia sexual
Palizas sistemáticas, privación sensorial prolongada y ataques de perros se encuentran entre algunas de las técnicas de tortura llevadas a cabo por el ejército sionista, revela el informe.
También se encontró que los prisioneros eran “obligados a arrodillarse sobre grava, les aplicaban descargas eléctricas, los quemaban con cigarrillos y les daban pastillas alucinógenas”, y de igual forma los sometían al ahogamiento simulado.
Hombres y mujeres sufrieron violencia sexual, incluida la electrocución de los genitales, amenazas de violación en masa y desnudez forzada, a menudo fotografiada o filmada. Un preso liberado describió cómo un guardia le introdujo un trozo de verdura en el ano.
Se están utilizando perros para atacar, intimidar, mutilar —e incluso agredir sexualmente— sistemáticamente a los palestinos en la Franja de Gaza y en los centros de detención sionistas. Los detenidos palestinos liberados por el régimen hablaron del uso brutal e inhumano de perros del ejército sionista para violar a prisioneros y detenidos.
Ryan W. Grim, periodista de investigación radicado en Estados Unidos, escribió en X: “La mayor aflicción que hemos escuchado de algunos, que ha sido reportada por más de una persona, es que la ocupación los torturó en un manera muy sádica y bárbara, como no se ha visto antes en la historia de la humanidad, en la que trajeron perros entrenados y obligaron a estos perros a realizar acciones viles contra los detenidos…”“No fue un solo detenido el que nos contó esta historia, sino que hay testigos”.
La utilización de grandes perros policía durante operaciones criminales en la Franja también ha sido documentada, particularmente durante las redadas en hogares, refugios e instalaciones médicas.
Hussam Abu Safiya, jefe del departamento de pediatría del Hospital Kamal Adwan en Gaza, denunció que el ejército ocupante del régimen sionista soltó perros de ataque en una redada en el hospital. Ese hospital fue sitiado y bombardeado durante varios días en diciembre y marzo.
El ejército ocupante también utilizó perros durante la segunda invasión del Complejo Médico de Al-Shifa en marzo de 2024. Los perros mutilaron cadáveres e hirieron en el patio del hospital a personas que se encontraban allí desplazadas desde finales de 2023.
“A veces nos soltaban los perros, torturándonos sistemáticamente y, a veces, colectivamente. Los perros solían herirnos y mutilarnos con frecuencia”, relató el Dr. Hamed Abu Al-Jair, detenido por el ejército israelí en el hospital Al-Shifa de Gaza. “Algunos de nosotros sufrimos mordeduras de perro graves hasta el punto de que podíamos escuchar huesos crujiendo debido al dolor extremo que causaban”, agregó.
Las ejecuciones extrajudiciales y ejecuciones ilegales de numerosos residentes, en su mayoría mujeres, no dejan lugar a equidistancias y acomodos de conciencia. Ahí permanecen las dolorosas historias de personas heridas de gravedad, desangrándose por horas interminables sin que los uniformados sionistas permitieran que los equipos médicos se acercaran para atenderlas. O la del palestino Muhammad Bhar, de 24 años, con síndrome de Down y autismo, y que fue asesinado por un perro del ejército sionista a plena luz del día en el barrio Shujaiya el 27 de junio. O la de Dawlat al-Tanani, de 70 años, atacada por un perro israelí en su casa en el campo de refugiados de Yabalia en Gaza :“Mientras me estaba quedando dormida, el perro que llevaba una cámara en la espalda entró en la habitación y me atacó. Hundió sus afilados dientes en mi brazo hasta alcanzar el hueso, arrastrándome por el suelo mientras los soldados permanecían afuera”, el video de su agresión se volvió viral.
Según el alto comisionado de la ONU, Volker Türk,”Los testimonios reunidos por mi oficina y otras entidades apuntan a una serie de actos espantosos“, remarcando que tales actos constituyen una violación flagrante al derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. Se están violando los derechos humanos de los detenidos y las prisiones civiles y militares de Israel se han convertido en un aparato de “venganza”, remachó el comisionado. Pero no pasa nada, que el imperialismo norteamericano y sus socios de la Unión Europea tienen que seguir apoyando a su portaaviones sionista en Asia Occidental.
Todos estos crímenes de lesa humanidad no caducan en la memoria colectiva de los pueblos dignos del mundo. Los genocidas no podrán borrar el rastro de sus crímenes, ni con la censura de “meta” y otros canales de propaganda imperialista, ni normalizando la barbarie y el horror a través de sus medios sistémicos. Los crímenes de guerra del régimen israelí contra palestinos y palestinas están documentados. Nadie, nunca, podrá alegar “yo no sabía”. Sabemos y la pregunta es ¿qué hiciste?