«Fue Occidente quien puso a la junta criminal al frente de Ucrania, los países de la OTAN bombearon a Kiev con armas, instructores militares, suministrando constantemente inteligencia y controlando las acciones de los neonazis. La operación en la región de Kursk también se planeó con la participación de la OTAN y los servicios especiales occidentales», dijo Pátrushev en una entrevista con el diario Izvestia.
Según el asesor del Kremlin, «las declaraciones de los dirigentes estadounidenses sobre su no implicación en los crímenes de Kiev en la región de Kursk no se corresponden con la realidad».
«Estados Unidos dice regularmente una cosa y hace otra. Sin su implicación y apoyo directo, Kiev no se arriesgaría a entrar en el territorio ruso», explicó Pátrushev.
Además, subrayó que el ataque a la región de Kursk «se debió a la premonición del inminente colapso» del régimen de Kiev.
El pasado 6 de agosto el Ejército ucraniano lanzó una ofensiva sorpresa contra la provincia de Kursk. Los ataques ucranianos causaron hasta la fecha al menos 12 civiles muertos y más de 120 heridos, entre ellos diez niños. Decenas de miles de civiles fueron desplazados por las hostilidades.
Según el gobernador interino de la región, Alexéi Smirnov, las tropas ucranianas se adentraron unos 12 kilómetros en la provincia y tomaron una treintena de localidades con un total de 2.000 habitantes para el 12 de agosto. El ancho del frente en esa fecha alcanzaba los 40 kilómetros.