Kevin M. Navia (Granma).— En un mundo cada vez más polarizado son sumamente necesarias la colaboración internacional y el multilateralismo, específicamente entre naciones en vías de desarrollo. Solo mediante alianzas plurinacionales, y ayuda mutua, se podrá frenar la presión que ejercen las potencias imperialistas para lograr cambios favorables a sus intereses económicos, en vez de beneficios para los ciudadanos de esos pueblos.
La relación entre Cuba y la Unión Africana (UA) ha sido un ejemplo, destacado por Naciones Unidas, de cómo la cooperación Sur-Sur potencia las capacidades internas de cada territorio, frente a un contexto internacional cada vez más avasallador contra gobiernos con menos recursos para satisfacer las necesidades de sus naciones.
En el reciente recorrido del miembro del Buró Político del Partido y ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, por Etiopía, en visita oficial, se destacaron estas relaciones con la organización, que han impactado en diferentes países de la región.
Este vínculo no se traduce en dólares ni a barriles de petróleo, sino en la solidaridad y el respeto mutuos. Desde el triunfo de la Revolución, en el año 1959, se ha cooperado sistemáticamente en varios sectores con diversos países del continente africano. Destaca el apoyo brindado por la mayor de las Antillas a los movimientos de liberación nacional de naciones como Angola y Mozambique, en la lucha contra el Apartheid.
Luego del surgimiento de la UA, en 2002, Cuba fue el primer país no africano en reconocer al organismo supranacional, con el que, además de lo económico y político, la colaboración se ha centrado en ayuda médica, intercambios escolares y cooperación en el campo de las ciencias.
La heroica labor de los médicos cubanos que combatieron el ébola en Sierra Leona, Liberia y Guinea es una muestra de la entrega en función de las necesidades de África, para la que también se forman médicos en la Isla. La cifra de profesionales graduados supera los 30 000.
Durante la pandemia de la covid-19, fiel a sus principios de solidaridad, nuestro país contribuyó en la contención y erradicación de la pandemia en ese continente, al que fueron enviados cientos de miles de dosis de las vacunas Abdala y Soberana, para inmunizar a la población. En la actualidad, más de
7 000 colaboradores cubanos trabajan, sobre todo, en el sector de la salud en África, indica un reporte de la web de la Presidencia cubana.
Las naciones africanas también comparten ideales antimperialistas con Cuba, nación a la que apoyan en su lucha contra el bloqueo económico, comercial y financiero estadounidense, de más de seis décadas; así como en la presión ejercida para lograr la eliminación de la Isla de la infame lista de países patrocinadores del terrorismo.
En cuanto a planes futuros de colaboración, Cuba reconoce la Agenda 2063 como una oportunidad para reposicionarse como uno de los principales socios en lo referido a la salud, la educación y la ciencia.
También ha planteado la posibilidad de ampliar los vínculos en áreas como la agricultura, la biotecnología y los recursos hídricos.
