
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS) perpetró un nuevo atropello contra los DD.HH. de los migrantes venezolanos al separar a una niña de 24 meses de sus padres, bajo el pretexto de supuestos vínculos de estos con la extinta banda Tren de Aragua, acusación que carece de pruebas.
Las autoridades estadounidenses justificaron el secuestro de la menor bajo el argumento de conexiones criminales de sus padres: Maiker Espinoza Escalona, señalado como supuesto «teniente» del grupo, y Yorely Bernal Inciarte, acusada falsamente de reclutar mujeres jóvenes para la organización.
Para justificar este atropello, el DHS alegó que ambos tenían órdenes de deportación pendiente.

El padre de la niña también fue trasladado a la cárcel de máxima seguridad de El Salvador, lugar en el que permanecen secuestrados centenares de migrantes venezolanos, mientras la madre fue deportada a Venezuela.
La administración Trump afirmó que la niña está con una familia de acogida y admitió que la deportación de los padres ocurrió en vuelos distintos y en fechas diferentes.
Estas acciones confirman un patrón sistemático de persecución de Estados Unidos contra familias migrantes sin nexos con grupos criminales, quienes abandonaron su país en busca de mejores condiciones de vida tras las medidas coercitivas unilaterales que Washington impuso a Venezuela para asfixiarla económicamente.

El ministro venezolano Diosdado Cabello denunció el viernes que Washington practica la «trata de personas» al «robar niños venezolanos» y calificó el hecho como secuestro.
Durante su programa «Sin Truco ni Maña», alertó que “el Gobierno de Estados Unidos se está robando los niños venezolanos y esto tiene que ver con la trata de personas. Eso hay que denunciarlo ante el mundo”.