
Laura Mercedes Giráldez (Granma).— Numerosos niños venezolanos que necesitaban trasplantes, y cuyas operaciones ya estaban pagadas por el Gobierno Bolivariano en distintas clínicas alrededor del mundo, fueron privados de la vida cuando, en 2015, la oposición extremista ganó mayor cantidad de escaños en la Asamblea Nacional.
A ese triste pasaje de la no tan lejana historia en este país, podría sumarse el robo de Citgo y de Monómeros, empresas asociadas a la estatal petrolera PDVSA. Ello fue posible a través de la transferencia a potencias extranjeras de recursos de la nación sudamericana, que propició la Asamblea Nacional en desacato.
Esas realidades, que aún golpean al pueblo, no fueron olvidadas en las elecciones regionales y parlamentarias celebradas el pasado domingo, en una jornada en la que los resultados preliminares y de tendencia irreversible, que dio a conocer el Consejo Nacional Electoral (CNE), declararon la victoria contundente del Gran Polo Patriótico Simón Bolívar.
«Después de 32 elecciones, sanciones, saqueo y violencia, hoy la Revolución Bolivariana está más vigente y fuerte. Hemos demostrado el poder del chavismo y del bolivarianismo del siglo XXI», dijo al respecto el presidente Nicolás Maduro.
La Asamblea Nacional es, sin duda, un espacio estratégico para garantizar que el bienestar común sea el centro de las luchas en el país. Además, servirá como cuna de toma de decisiones que dirijan la nación hacia un futuro de voluntad popular. Tal es el caso de las reformas constitucional y electoral que el mandatario ha propuesto llevar a cabo, para acercar las leyes a la actualidad.
De esa forma, si el pueblo colocó, en 40 de los 50 escaños a nivel nacional, a diputados del Gran Polo Patriótico, es porque tiene la certeza de que, con su guía, se ejercerán el poder constitucional y la soberanía en función de la patria; no en contra de sus hijos, como hace diez años.
Por otra parte, según lo informado por el CNE, el escenario electoral fue favorable también para el chavismo en los cargos de gobernación. Entre los estados que ganaron destaca Barinas, de gran relevancia histórica, por ser terruño natal del Comandante Hugo Chávez, y Zulia, antes cercano al narcotráfico fronterizo, hasta que comenzaron las acciones del Estado para contrarrestar esa situación.
Sobre Cojedes, la única gobernación opositora, Maduro reconoció esa victoria, y expresó: «tiendo las manos para trabajar de manera conjunta», como muestra de que se trabaja en el camino del reencuentro nacional y de la normalidad institucional.
Nuevos retos electorales tiene por delante el pueblo venezolano. Se aproximan los comicios de los pueblos originarios para los escaños en la Asamblea Nacional, y más adelante se desarrollarán los de alcaldes y concejales. Lo más importante es que cada victoria acerque más al Gobierno y a su gente.