El Tehran Times reveló recientement que Israel orquestó una operación encubierta para simular un ataque destructivo en territorio estadounidense, con la intención de culpar a Irán y provocar una guerra a gran escala entre las dos naciones.
Según la publicación, la inteligencia iraní, con ayuda de un «país amigo», descubrió el complot y alertó discretamente a funcionarios estadounidenses, evitando su ejecución.
El ataque tendría por fin transformar el escenario de la opinión pública estadounidense, la cual se opone abrumadoramente a una guerra con Irán. La encuesta de The Economist/YouGov, realizada en plena guerra entre Irán e Israel, reveló que el 53% de los votantes que apoyaron a Trump en las elecciones de 2024 no apoyaban la participación de Estados Unidos en los ataques aéreos israelíes.
Los resultados subrayan la continua preferencia pública por las soluciones diplomáticas en lugar de la acción militar para frenar las ambiciones nucleares de Irán.
Ese sentimiento fue reflejado en una encuesta realizada en abril por el Consejo de Asuntos Globales de Chicago e Ipsos, que mostró que el 80% de los estadounidenses están a favor de la diplomacia o del aumento de las sanciones como medio para limitar el enriquecimiento nuclear de Irán.
La presunta estrategia de Israel no carece de antecedentes. En 1954, la Operación Lavon involucró a agentes israelíes bombardeando objetivos occidentales en Egipto, con la intención de culpar a grupos locales e incitar una intervención británica.
En 1967, el USS Liberty vio a aviones y lanchas torpederas israelíes asaltar un buque de la Marina estadounidense en aguas internacionales, matando a 34 estadounidenses, durante la Guerra de los Seis Días entre Israel y varias naciones árabes, y en las cuales Estados Unidos mantuvo un estatus de país neutral. Israel alegó un error de ide