Militares británicos se vieron obligados este verano a acudir al hospital por problemas auditivos y otros padecimientos, tras las pruebas de los vehículos blindados de combate Ajax del Ejército británico, escribe Sky News, citando fuentes.
«A muchos les provocó vómitos», compartió el reconocido periodista militar, Francis Tusa, que escribe para el medio especializado Defence Eye.
Desde el Ministerio de Defensa admitieron que «un reducido grupo» de soldados reportó afectaciones tras los ensayos, pero un portavoz aseguró que una investigación «no halló fallos sistémicos».
Aun así, fuentes internas alertan de que las preocupaciones por la seguridad persisten, ya que los militares «siguen lesionándose».
La noticia surge después de que el ministro de Estado para la Preparación de la Defensa y la Industria, Luke Pollard, afirmara que el Ajax —anunciado esta semana como operativo tras ocho años de retraso— es seguro y que los antiguos temores por daños auditivos «son cosa del pasado».
Sky News subraya que no es la primera vez que el Ejército es acusado de encubrir efectos nocivos: una investigación interna publicada en 2021 destapó que los mandos superiores y funcionarios del ente castrense británico sabían desde hacía dos años que los defectos del Ajax exponían a riesgos a los soldados, sin actuar.
Además, un informe de salud y seguridad laboral detectó que problemas como posibles daños auditivos se señalaron por primera vez en diciembre de 2018, pero las pruebas no se suspendieron hasta noviembre de 2020.
«En ese momento, a más de 300 militares se les ofreció una revisión auditiva, y hasta diciembre de 2021, 17 de ellos seguían bajo observación médica», se indica en la publicación.
El escándalo explotó cuando se reactivaron demandas judiciales dos años después. Pese a medidas como protectores auditivos extras y asientos más amortiguados, los expertos cuestionan si «el ruido y vibración excesivos se solucionaron de raíz».
El programa Ajax, iniciado hace más de una década y media, debía alcanzar su capacidad operativa inicial en 2017, pero esa fecha se pospuso repetidamente. Se espera que el proyecto, valorado en 5.500 millones de libras esterlinas, permita al Ejército reemplazar equipo obsoleto de los años setenta.
Sin embargo, como indica una fuente, las amenazas en el campo de batalla han cambiado desde que se firmó el contrato de desarrollo del vehículo blindado hace más de 15 años.
«Además de los riesgos para la salud, surgen dudas sobre cómo un blindado tan grande, pesado y ruidoso operará en combate, donde sería blanco fácil para drones», concluye la publicación.


