Antes de reunirse el pasado viernes con el canciller alemán y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el primer ministro belga, Bart De Wever, mantuvo su categórico rechazo a autorizar que los fondos rusos congelados en su país se utilicen para el préstamo de reparación para Ucrania, planteado por Von der Leyen a principios de mes.
En una intervención ante el Parlamento de Bélgica, De Wever afirmó el pasado jueves que «aún no se cumplían las condiciones mínimas» para descongelar los 165.000 millones de euros depositados en la entidad Euroclear, establecida en Bruselas en 1968.
«No vamos a cargar con riesgos irresponsables»
Los diputados belgas lo recibieron con aplausos. «No estamos haciendo ninguna exigencia irrazonable. Cualquier país en nuestra situación haría exactamente las mismas demandas«, enfatizó.
«Se están difundiendo muchas insinuaciones falsas para presionarnos, pero nuestras condiciones son razonables y constructivas. No vamos a cargar con riesgos irresponsables», tuiteó aquel día horas después.
Asimismo, en una carta enviada a Von der Leyen el 28 de noviembre, el mandatario belga, consciente de las consecuencias legales y financieras de semejante paso, calificó el plan del robo de los activos rusos para dar apoyo financiero al régimen de Kiev como «erróneo en esencia«.
Sin garantías suficientes y sin un reparto completo de riesgos entre los 27 Estados miembros de la Unión Europea, Bélgica podría verse obligada a reembolsar a Rusia por sí sola esas enormes sumas si se resuelve el conflicto con Ucrania.
Aunque Von der Leyen aseguró haber tenido una conversación «muy constructiva» con De Wever durante su último encuentro, dando a entender que la Comisión Europea logró resolver gran parte de sus exigencias, el Gobierno belga no ha cedido de momento.
En cambio, se decanta por otra alternativa sugerida por la Comisión que no contempla la confiscación de los activos: una deuda contraída por la Unión Europea en nombre de todos los Estados miembros, garantizada por el presupuesto del bloque comunitario.
Euroclear respalda a Bruselas
En su firmeza frente a la presión de Von der Leyen, el Gobierno de Bélgica cuenta con el respaldo de Valérie Urbain, directora general de Euroclear, quien calificó la propuesta de la Comisión Europea de «no realista«.
Hablando el pasado viernes sobre el riesgo de represalias por parte de Moscú, Urbain mencionó la posibilidad de incautación por parte del Kremlin de 17.000 millones de euros que su empresa tiene en Rusia e incluso la potencial quiebra de Euroclear.
Bruselas vs. Bruselas
Mientras Bruselas, como capital belga, evidencia su claro desinterés en permitir el acceso a los fondos soberanos rusos depositados en Euroclear, que constituyen la mayor parte de los activos rusos bloqueados en Europa, Bruselas, como sede de la Unión Europea, choca con esa postura y pretende salirse con la suya a toda costa.
La propia presidenta de la Comisión Europea afirmó este lunes que «asegurar el apoyo financiero ayudará a garantizar la supervivencia de Ucrania y es un acto crucial para la defensa europea«, refiriéndose a la propuesta de un préstamo de reparación para Kiev basado en los rendimientos generados por los activos rusos inmovilizados en el bloque comunitario.
Según fuentes de Financial Times, los países de la UE actualmente se preparan para aprobar por vía de emergencia la inmovilización indefinida de hasta 210.000 millones de euros en activos soberanos rusos, esquivando así el previsible veto del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, incluso antes de que los líderes europeos se reúnan en una cumbre la próxima semana.
La idea sería votar cuanto antes, en los próximos días, para blindar la inmovilización de los activos e impedir que Orbán utilice su derecho a veto, dado que la legislación recurriría a poderes excepcionales para sortear la unanimidad habitual requerida en materia de sanciones.
Asimismo, los diplomáticos europeos trabajan a contrarreloj para separar el bloqueo permanente de los activos rusos del debate más problemático: la aprobación de un nuevo paquete de préstamos para Kiev respaldado por los fondos rusos congelados.


