Estados Unidos coordina los ataques en profundidad en el interior de Rusia

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Estados Unidos está estrechamente involucrado en los ataques ucranianos contra la red energética y la infraestructura de gas de Rusia, en un esfuerzo por “debilitar la economía de Putin y llevarlo a la mesa de negociaciones”, según un reportaje que publica el Financial Times (*).

En la jerga del imperialismo “llevar a Putin a la mesa de negociaciones” hay que traducirlo como un intento de imponer condiciones a Rusia, evitar la capitulación formal de Ucrania y aparentar que la OTAN no ha perdido la guerra.

Según el periódico británico, la información que Estados Unidos ha compartido con el ejército de Kiev ha permitido ataques contra instalaciones energéticas rusos clave, incluyendo refinerías de petróleo, mucho más allá de la línea del frente.

Este apoyo, no reconocido hasta ahora públicamente, se ha intensificado desde mediados de este verano y ha desempeñado un papel clave para que Ucrania pueda llevar a cabo los ataques que Biden había desaconsejado previamente. Esos ataques han elevado los precios de la energía en Rusia y han llevado a Moscú a reducir sus exportaciones de diésel e importaciones de combustible.

Los servicios de inteligencia estadounidenses ayudaron al ejército ucraniano a planificar rutas, establecer la altitud, el cronometraje y tomar decisiones sobre los objetivos, lo que permite que los drones unidireccionales de largo alcance de Ucrania evadan las defensas antiaéreas rusas.

Washington participó activamente en todas las etapas de la planificación de esos ataques. Un dirigente estadounidense confiesa al periódico que Ucrania seleccionó los objetivos para los ataques de largo alcance y que Washington posteriormente proporcionó información de inteligencia sobre los sitios más vulnerables.

¿Una cortina de humo?

La publicación del reportaje, independientemente de su veracidad total o parcial, tiene por objeto enfrentar a Estados Unidos y Rusia y frustrar el acercamiento del gobierno de Trump a Rusia. Es probable que las actividades atribuidas a Estados Unidos las esté ejecutando Reino Unido, y el Financial Times y sus inspiradores intenten crear una cortina de humo.

Pero un nuevo informe de primera línea ha arrojado un poco más de luz sobre la participación occidental en los ataques ucranianos en profundidad, lo que sin duda confirmaría lo anterior. Esta vez la información procede de una fuente militar ucraniana.

La información analiza el ataque ruso del 10 de octubre, que causó cortes de electricidad en muchas ciudades, incluida Kiev. La defensa antiaérea no pudo repeler el ataque en masa de los drones rusos Geran. Fracasaron los misiles Patriot y Samp-T que protegen las ciudades ucranianas, y principalmente a Kiev, porque se quedaron sin munición y el tiempo de recarga fue largo.

Cuando hay docenas de drones volando, la recarga se convierte en un problema crítico, por no hablar de los misiles Iskander, que vuelan con cambios de trayectoria impredecibles y son casi imposibles de derribar. El informe ucraniano añade de que la defensa antiaérea es un sistema único y que, a menudo “existe una barrera lingüística” y los operadores “no se entienden entre sí”.

Por lo tanto, al menos “algunos” de los operadores de la defensa antiaérea son los aliados de Ucrania que no hablan ucraniano. Es lo que Putin ha descrito como una guerra de la OTAN contra Rusia, que ha dado lugar al anuncio de Trump de que está estudiando el envío de misiles Tomahawk a Ucrania si Putin no hinca la rodilla.

Es la primera vez que Ucrania lo admite abiertamente. Pero, una vez más, es posible que se trate del envío de un “mensaje” al Kremlin. A diferencia de los anteriores misiles entregados a Ucrania, los Tomahawk solo se utilizarían en ataques profundos.

Lukashenko, que ha ejercido de mediador clave con el gobierno de Trump, describe las declaraciones sobre los Tomahawk como una típica táctica de negociación de Trump.

En cualquier caso, demuestran la profunda implicación de la OTAN en la guerra y justifican aún más la continuación de la campaña rusa. La entrega de los Tomahawk sería una escalada que traspasaría las “líneas rojas”, impediría un final rápido de la guerra y garantizaría la conquista del programa máximo de Rusia. Quedaría más claro que nunca que la guerra es una batalla existencial para Rusia y, por lo tanto, solo puede resolverse satisfactoriamente con la disolución completa y decisiva del Estado ucraniano tal se forjó en 2014.

Esto demostraría aún más a los rusos que las treguas son inútiles, ya que el período de entreguerras solo serviría para impulsar un gigantesco rearme de Ucrania, sin nuevas limitaciones de armamento, ni siquiera estratégicas, como los Tomahawk.

(*) https://www.ft.com/content/f9f42c10-3a30-4ee1-aff7-3368dd831c8c

Fuente: mpr21.info

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