Las empresas de capital de riesgo y las nuevas empresas militares de Silicon Valley han comenzado a vender una versión de guerra automática con inteligencia artificial. Esas empresas se lanzan ahora de lleno a la nueva tecnología, descartando en gran medida el riesgo de fallos de funcionamiento que podrían conducir a la masacre de civiles en el futuro, por no hablar de la posibilidad de peligrosos escenarios de escalada entre las principales potencias militares. Las razones de esta precipitada carrera incluyen una fe equivocada en las “armas milagrosas”, pero, sobre todo, la ola de apoyo a las nuevas tecnologías militares está impulsada por la lógica última del complejo militar-industrial: enormes sumas de dinero para ganar.