Ha bastado que se igualen las fuerzas entre los bandos contendientes y la empecinada resistencia antiimperialista de Siria, Hezbolá e Irán, así como un leve incremento de presencia militar rusa (no olvidemos que Moscú una base en Tartús y está en proceso de construir otra en Latakia) y una posición de mayor fuerza para que EE.UU. acepte para ya, una reunión con Rusia en aras de resolver la guerra criminal que desarrolla en la región, especialmente monstruosa contra Damasco. Otra cosa será saber qué pretende realmente Washington considerando que jamás, en toda su historia, ha respetado ningún pacto que haya firmado.
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, ha anunciado que las conversaciones con Rusia sobre cuestiones militares del conflicto en Siria “comenzarán muy pronto”. Washington ha aceptado finalmente la oferta del presidente Putin -principal valedor del régimen de Bachar al Assad- de llevar a cabo un diálogo entre las dos potencias. La decisión de Estados Unidos se produce dos días después de que el Pentágono reconociera que su estrategia militar para derrocar a Assad ha fracasado (AFP).