Bilal Erdogan, hijo del dictador turco Erdogan, cuídate de los comunistas kurdos que te tienen condenado a muerte, a ti y a tu papá.
El muchacho se hace fotos junto a «comandantes» que atesoran grandes «valores» morales.
El chiquillo se abraza a los dineros que le llegan del tráfico de petróleo que los tipos con los que se sienta en la mesa le roban a Siria. El niño de Erdogan es el máximo beneficiario de ese contrabando.
Pero a todo cerdo le llega su San Martín, que en este caso ni es santo ni se llama Martín. Es presidente de Rusia y se llama Vladimir Vladimirovich Putin que por muy capitalista que sea es el único presidente del mundo (exceptuando Bachar Al Assad) que está combatiendo de cara, sin ocultamientos y con las armas en la mano contra el imperialismo «civilizado» de Occidente y sus ratas asesinas.
Por suerte esa es una realidad que corroe los hígados de los ninis, troskistas y «superrevolucionarios» sin cerebro. Pero si te fijas bien, todos ellos se parecen tanto…