Lo importante es que Los Cuatro y todos los que les rodean, familia y compañeros, han reforzado su conciencia de clase. Ya nada será igual.
Lágrimas de orgullo y desesperación para arropar a los ‘héroes’ del pozo Aurelio. A escasos tres minutos de la siete de la tarde de ayer, la jaula del pozo Aurelio ascendía de las entrañas de la tierra con Daniel Garguño, Sócrates Fernández, Álvaro Rodríguez y Elías Ortega. Un sonido estridente anunciaba el fin de una lucha agónica, desesperada por salvar el futuro de una comarca. Era el sonido del fin de tres días en huelga de hambre y 18 días de encierro a 250 metros en el corazón de la Hullera Vasco Leonesa.
Los cuatro encerrados tenían pensado llevar su protesta hasta el final, como habían hecho saber durante los últimos días, hasta que se comprometiera el pago de las ayudas para el cierre ordenado de la minería. Ése era su reto y su obsesión. Pero finalmente, optaron por seguir las pautas medidas y depusieron su actitud ante «el riesgo real para sus propias vidas dado los graves problemas de salud y psicológicos que se podrían derivar del encierro».
De esta forma, los cuatro mineros emprendieron el camino de regreso a la superficie. Lo hicieron entre lágrimas, entre las suyas y las de sus mujeres que se han vivido “con angustia y desesperación” estas casi tres semanas de encierro y, aunque contentas, muestran su “rabian ante la negativa del Gobierno porque los cuatro han sufrido mucho y del carbón depende toda una comarca”.
Lágrimas también en los rostros de sus compañeros, los mismos que les han arropado durante una salida que no ha podido ser más intensa, con los acordes de ‘Santa Bárbara bendita’ como fondo, con la voz temblorosa de no pocos de los asistentes y con ‘vivas’ a los protagonistas de un encierro que demuestra «el orgullo de los mineros y de la minería».
Salen con la sensación de haber cumplido “en parte” el objetivo porque reconocen que aunque no han conseguido que Industria libere las ayudas han llevado la voz del carbón “lo más lejos posible”.
Pese a todo, son conscientes de que su futuro se decidirá el lunes en Madrid, en la reunión de los consejeros de Fomento y Economía con el secretario de Estado de Energía.
Por ello y a pesar de que acaban de abandonar un durísimo encierro, ya advierten de que seguirán al frente de la lucha y tomarán nuevas medidas de presión si el Gobierno no cumple porque en definitiva, son hombres que llevan impregnados en su sangre la vida dentro de una mina, esa por la que siempre han luchado, ahora para su cese definitivo. “No vamos a parar hasta que tengamos la rodilla encima de la cabeza porque tenemos encima un ERE de extinción para toda la plantilla el 31 de julio”.
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