En la cumbre de la OTAN de ayer Pedro Sánchez se comprometió a lo que hace dos días se negaba en rotundo, a aumentar el gasto militar de España hasta un 2% del presupuesto. Una vez más las palabras del PSOE entorno a la OTAN quedan en entredicho, confirmando que la clase obrera no puede depositar ninguna confianza en una socialdemocracia que tantas veces ha demostrado ser un enemigo del pueblo.
La OTAN no está aumentando el gasto militar por el capricho del señor Trump, es una tendencia que el capitalismo está desarrollando en su dimensión global. Las contradicciones entre países capitalistas van en aumento y las guerras, tanto las convencionales como las no convencionales, se suceden cada vez con más asiduidad. Las potencias emergentes amenazan los intereses de los países de la OTAN y se han desencadenado ya las primeras grandes guerras comerciales del siglo XXI. El peligro de una conflagración mundial aumenta y la OTAN se prepara para ello. Todos los países occidentales quieren una OTAN más fuerte y beligerante, su único debate es cómo se reparte la factura.
Lo sucedido durante la jornada de ayer confirma la tesis de que la lucha por la paz y contra la guerra imperialista solamente se puede dar coherentemente desde posiciones contra la OTAN y por la salida inmediata de la alianza imperialista. Da igual el color del gobierno capitalista que haya ya que España, como miembro de la OTAN, está obligada a comprometerse con sus agresivos objetivos. Las reivindicaciones por unos mejores servicios públicos para el pueblo trabajador deben ir ligados a la reivindicación por la salida de la OTAN.
La clase obrera se debe preparar para la lucha, enfocando sus objetivos en la salida de España de la OTAN, la lucha contra la participación de nuestro país en cualquier misión imperialista y contra el uso de nuestro suelo, nuestro mar y nuestro aire por las fuerzas criminales de la alianza atlántica.