En Oriente Medio hay una baraja con muchas cartas, pero Al-Qaeda no es una ellas; es el comodín, lo más útil que cabe imaginar en cualquier circunstancia. Lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Encaja en todas las combinaciones imaginales, por sorprendentes que puedan parecer a simple vista.
Altos funcionarios del gobierno de Trump le susurran al oído al Washington Times lo más inverosímil que cabría imaginar y que el diario reproduce entusiasmado: Irán es un aliado de Al-Qaeda y, por lo tanto, puede ser atacado. “La alianza entre Irán y Al-Qaeda proporciona una justificación legal para los ataques militares estadounidenses”, añade el periódico (1).
Irán no combate a Al-Qaeda, como creíamos hasta ahora, sino todo lo contrario: es un refugio para sus combatientes, para su dinero y para sus armas. En otras palabras, en la jerga fantasiosa de esos “altos funcionarios” de Washington, Irán sustituye a Irak. Tienen que atacar a Irán por lo mismo (por la misma mentira) que antes atacaron a Irak.
La compleja y duradera relación entre esos dos enemigos declarados de Estados Unidos, Al-Qaeda e Irán, es una amenaza inaceptable para la seguridad del mundo.
La autorización para recurrir a la fuerza militar adoptada por el Congreso pocos días después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, sigue en vigor. A Bush le permitió invadir Afganistán con la excusa de atacar a Al-Qaeda en Afganistán a través de los talibanes que apoyaban.
Esa misma ley podría justificar ahora legalmente el ataque al territorio iraní, si Trump considera que las sanciones económicas no son suficientespara neutralizar la amenaza que para Estados Unidos e Israel representa el gobierno de Teherán.
Si nos hemos tragado que Trump es un espía ruso, también podemos tragar con esta locura, a cambio de ignorar que Irán está combatiendo activamente a Al-Qaeda en Siria e Iraq.
Cuando en 2001 Estados Unidos atacó Afganistán, las familias de los dirigentes de Al-Qaeda huyeron a Irán, donde fueron puestos en arresto domiciliario. Así siguen desde entonces: tienen la condición de rehenes por medio de los cuales Irán se asegura contra los ataques de Al-Qaeda, como bien reconoce el Washington Times en su artículo: en Irán los miembros de Al-Qaeda son “moneda de cambio”.
Trump lo tiene muy complicado en Irán. No va a poder formar una de sus fantasmales “coaliciones internacionales”. No sólo no tiene el apoyo de la Unión Europea sino que los grandes monopolios europeos son los más perjudicados por el bloqueo económico de Irán, como se ha puesto de manifiesto en las recientes cumbres de Varsovia y Munich.
Ni siquiera tiene el apoyo de Irak, con cuyo gobierno no puede contar ni siquiera como retaguardia. Los intentos de Netanyahu de crear un “frente árabe” contra Irán han fracasado. Si Estados Unidos quiere atacar a Irán, tendrá que ir por su cuenta. Sus aliados del Golfo Pérsico pondrán dinero encima de la mesa, pero no constituirán una fuerza militar, más allá de las hordas yihadistas al estilo de lo que ya hicieron en Siria.
Digamos de paso lo siguiente: recientemente se ha publicado el borrador de un artículo que estaba a punto de terminar el difunto periodista Khasshoggi, descuartizado en Estambul, en el que se oponía al “frente árabe” y preconizaba todo lo contrario: una alianza con Irán (2).
Pasemos ahora al otro lado de la frontera iraní, al este, donde Estados Unidos puede volver a captar a los talibanes para una lucha contra Irán. También puede seducir a Pakistán, como ya ha denunciado el gobierno de Teherán. Este lunes el príncipe saudí Mohamed Ben Salman, el asesino de Khashoggi, visitó Pakistán, donde tiene grandes intereses económicos.
El martes pasado se produjo un atentado en la región de Sistán-Baluchistán, en la frontera entre Irán y Pakistán, donde 27 soldados iraníes fueron asesinados en circunstancias similares al de Cachemira, que causó 17 muertos (3). El gobierno de Teherán acusa a la inteligencia pakistaní.
Los talibanes negocian con los estadounidenses en Islamabad, donde también se han reunido con el Primer Ministro pakistaní Imran Khan y con el príncipe Mohamad Ben Salman.
A su vez, Irán también negocia con los talibanes para ofrecerles un apoyo alternativo al que reciben de Pakistán.
En cualquier caso, para Irán es prioritario asegurar su flanco oriental. Combinaciones no faltan. Como Estados Unidos ha dejado al gobierno afgano fuera de las conversaciones con los talibanes, literalmente con el culo al aire, podría adelantarse a los talibanes y aceptar la mano iraní…
(1) https://m.washingtontimes.com/news/2019/feb/18/iran-al-qaeda-alliance-may-provide-legal-rationale/
(2) https://www.middleeasteye.net/fr/news/exclusif-lappel-de-jamal-khashoggi-en-faveur-de-lunite-entre-les-peuples-saoudien-et-iranien
(3) http://www.altoadige.it/foto/primo-piano/india-agguato-a-convoglio-militare-in-kashmir-dieci-morti-1.1909254