En una dura declaración, la relatora especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Asesinatos Selectivos y Ejecuciones Extrajudiciales, Agnès Callamard, ha dicho este miércoles que ignorar el asesinato selectivo pondría en riesgo la protección de la libertad de expresión.
“El momento de actuar es ahora”, ha dicho, reiterando su apelación para una investigación internacional.
Las presiones sobre la gobernante monarquía árabe Al Saud han aumentado con la presentación, este miércoles, de las conclusiones finales de una investigación preliminar sobre la muerte del periodista saudí Jamal Khashoggi en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDHNU).
Khashoggi, prominente columnista del diario estadounidense The Washington Post y crítico con la dinastía reinante en su país, los Al Saud, fue asesinado de manera brutal el 2 de octubre de 2018 después de entrar en el consulado saudí en Estambul (en Turquía) para recoger unos documentos que debían permitirle casarse con su prometida turca.
Asimismo, Callamard ha criticado al secretario general de la ONU, António Guterres, por eludir la responsabilidad de identificar a los responsables del asesinato del periodista durante una presentación ante el citado consejo, exigiéndole que se implique más en la pesquisa criminal.
“La investigación que se ha realizado se ha centrado en lo que respecta a los derechos humanos. No se trataba de una pesquisa criminal. No obstante, se han hallado pruebas creíbles que justifican una mayor indagación sobre la responsabilidad individual de altos funcionarios saudíes, así como sobre la del príncipe heredero de Arabia Saudí y la de su principal asesor, Saud al-Qahtani”, ha afirmado Callamard.
Conforme a la experta de la ONU, este tipo de crímenes no deben repetirse y, para evitarlos, se debe poner en libertad a todos aquellos que están presos por sus opiniones o creencias, así como dar a conocer el paradero de los desaparecidos.
Tras el asesinato de Khashoggi, Riad aseguró, en un principio, que el periodista había abandonado el consulado por su propio pie, pero, dadas las presiones internacionales, reconoció su muerte afirmando que había sido accidental, concretamente durante una pelea. Más tarde, ante la evidencia palmaria, no le quedó más remedio que admitir que Khashoggi fue drogado y descuartizado, aunque eximió de toda culpa a Bin Salman.
En noviembre de 2018, The Washington Post reveló que las investigaciones que había llevado a cabo la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés) al respecto indicaban que el asesinato se había cometido por orden del príncipe heredero saudí.
El caso desató una ola internacional de críticas a Riad; diferentes países demandaron una investigación transparente para aclarar lo ocurrido. La delegación de las Naciones Unidas en Turquía ha llegado a culpar del crimen a Bin Salman.