“Me he reunido dos veces con el presidente de Turquía, Recep (Tayyip) Erdogan, y me ha dicho personalmente que Turquía estaba dispuesta a retirarse de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte)”, señaló el lunes el líder del Partido Liberal Demócrata de Rusia (LDPR, por sus siglas en inglés), Vladímir Zhirinovski, en sus cuentas en las redes sociales.
De acuerdo con Zhirinovski, Turquía estudia esta medida para así adherirse a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), una entidad intergubernamental fundada el 15 de junio de 2001 por China, Kazajistán, Kirguistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán que busca reforzar las buenas relaciones, garantizar la estabilidad y la seguridad entre sus miembros.
El país euroasiático, según el diputado, fue uno de los primeros países en ser recibido en la Alianza Atlántica debido a que, añadió, “su territorio era conveniente para acciones contra Rusia”.
Turquía ha sido también el primer país miembro de la OTAN que ha sellado un contrato con Rusia para adquirir sus sistemas de defensa antiaéreas, en concreto los S-400, y esto no le ha gustado nada ni al bloque militar occidental ni a Washington, por lo que Ankara podría ser objeto de sanciones de EE.UU.
Pese a las advertencias de Washington, el país recibió el viernes el primer lote de los S-400 rusos. Al respecto, el presidente turco sostuvo que dicho acuerdo con Rusia es “el más importante” de la historia de su nación.
También destacó que, con la adquisición de los sistemas antimisiles rusos, Ankara “no se prepara para una guerra”, sino que pretende “garantizar la paz y la seguridad nacional”. En concreto, Turquía sostiene que necesita las armas rusas para defenderse de los “rebeldes” kurdos y terroristas, a quienes considera la principal amenaza a su soberanía territorial.
Sin embargo, conforme a distintos analistas, el despliegue de los S-400 rusos en Turquía no estará exento de problemas, ya que estos sistemas no podrán integrar al resto de sistemas de defensa antiaérea de la OTAN y, dado el emplazamiento estratégico de Turquía en el flanco oriental de la Alianza Atlántica, es, en realidad, un asunto problemático.