La Policía guatemalteca, acompañada por agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos, devolvió a su país a la mayor parte de un grupo 300 migrantes hondureños tras pedirles sus documentos de entrada, los cuales la mayoría de ellos no tenía.
Los migrantes fueron subidos a autobuses y se les dijo que tenían que regresar para registrarse correctamente en una estación fronteriza bajo las reglas que rigen la libertad de viaje en el acuerdo fronterizo centroamericano entre Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua.