75 líderes libios de todas las facciones se dieron cita en Túnez. Redoblan sus esfuerzos para sacar a Libia del caos en el que se sumió desde la intervención de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en 2011, que resultó en la caída del régimen de Muamar Gadafi. El presidente del país, anfitrión de la conferencia, lo considera un momento histórico.
Desde 2014, este país, ya hecho pedazos, se encuentra dividido entre dos grupos rivales: el Gobierno de Acuerdo Nacional en el oeste, reconocido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y el hombre fuerte del este, el mariscal Jalifa Haftar.
No fue hasta septiembre de este año que ambos bandos, de la mano de la ONU, volvieron a la mesa de negociaciones, con reuniones temáticas para elaborar una hoja de ruta de transición para el país.
El objetivo de la reunión en Túnez es escoger un consejo presidencial de tres miembros que represente a las grandes zonas libias, así como un jefe de Gobierno encargado de formar un gabinete unitario. Para algunos de los ciudadanos, este encuentro es una oportunidad para lograr la paz. Aunque muchos no opinan así.
Estas discusiones fueron posibles tras la derrota en junio de las fuerzas pro-Haftar en su ofensiva para hacerse con la capital, Trípoli, sede del Gobierno de Acuerdo Nacional. Ahora queda por ver cuál será el destino de los esfuerzos diplomáticos en este país de África del Norte.