Sí. Esto es la democracia burguesa, un envoltorio cultural de la dictadura. Una forma sofisticada de administrar el régimen de violencia necesario para mantener la dominación. Y si el proletariado se revela, sacan a los sádicos de las gomas a golpear carne humana hasta la locura.
Todos los pueblos trabajadores del estado español, todo el proletariado juvenil que está saliendo a las calles a expresar voluntad de lucha por la justicia, están siendo víctimas de escuadrones terroristas comandados por psicópatas políticos al servicio de los grandes bancos y los fondos financieros. Unos políticos cantamañanas que maquinan a cuántos jóvenes tienen que vaciarles el ojo para pacificar las calles como les reclaman sus jefes financieros. Porque saben que las barbaridades que van a implementar, como la destrucción de todos los servicios estatales, la destrucción total de los derechos civiles, y la depauperación absoluta de los salarios de la población, exigen una sociedad en sumisión y depresión completas. Temen que la gente tenga ganas y fuerzas de intentar tumbar su régimen cuando el Rey esté desnudo.
Porque el rey de esta sociedad no es Juan Carlos, ni su hijo Felipe, el rey de esta sociedad es la compraventa de la fuerza de trabajo, que prometía felicidad en la sumisión, y ya no puede proporcionarla, así que la nueva estrategia es el terrorismo. Las democracias occidentales están desarrollándose hacia formas autoritarias y despóticas de gobernar y apalear a un proletariado cada vez más masivo y descontento. Un proletariado que en grandes proporciones está llamado a reencontrarse con la ideología revolucionaria, con la organización comunista.
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