El Explorador de Polarimetría de Rayos X de la NASA (IXPE, por sus siglas en inglés) que fue puesto en órbita en diciembre de 2021 por un cohete de la compañía SpaceX, ha enviado a la Tierra su primera foto del cosmos, informó este lunes la agencia espacial estadounidense.
Según la NASA, todos los instrumentos funcionan correctamente a bordo del observatorio, que en primer lugar ha enfocado sus «ojos de rayos X» en Cassiopeia A, los restos de una supernova que explotó hace unos 300 años.
«Las ondas de choque de la explosión han barrido el gas circundante, calentándolo a altas temperaturas y acelerando las partículas de rayos cósmicos para formar una nube que brilla con luz de rayos X. Otros telescopios habían estudiado antes Cassiopeia A, pero IXPE permitirá a los investigadores examinarlo de una forma nueva», declara la NASA.
La saturación del color magenta de la imagen corresponde a la intensidad de la luz de rayos X observada por IXPE.
Los científicos pretenden usar el IXPE para realizar la llamada polarización, que permite ver cómo se orienta la luz de rayos X a medida que viaja por el espacio.
Según explica la NASA, la polarización de la luz contiene pistas sobre el entorno donde se originó la luz y, gracias a los instrumentos de IXPE, es posible medir la energía, el tiempo de llegada y la posición en el cielo de los rayos X procedentes de fuentes cósmicas.
«La imagen de IXPE de Cassiopeia A es bellísima, y esperamos analizar los datos de polarimetría para aprender aún más sobre este remanente de supernova», dijo Paolo Soffitta, investigador del Instituto Nacional de Astrofísica (Roma, Italia).
Actualmente, los investigadores están trabajando con los datos del IXPE para crear el primer mapa de polarización de rayos X de Cassiopeia A, lo que dará nuevas pistas sobre cómo estos se generaron tras la explosión de la estrella.
«Las futuras imágenes de polarización de IXPE deberían revelar los mecanismos en el corazón de este famoso acelerador cósmico», señaló Roger Romani, coinvestigador de IXPE en la Universidad de Stanford (California, EE.UU.).
Romani agregó que, para completar algunos de esos detalles, ha sido desarrollado un procedimiento dmediante técnicas de aprendizaje automático para que las mediciones de IXPE sean aún más precisas, por lo que sus colegas y él esperan «con ansia» lo que encontrarán tras los nuevos análisis.