Según funcionarios norteamericanos que han hablado este jueves bajo condición de anonimato con la cadena CNN, Estados Unidos experimenta falta de armamento y el complejo militar industrial del país es incapaz de aumentar la producción, lo que representa un desafío clave para la Administración de Joe Biden, sobre todo porque el país continúa enviando paquetes de asistencia militar a Ucrania para hacer frente a la operación especial que realiza Rusia en suelo ucraniano.
Una de las fuentes ha señalado que las reservas de ciertos sistemas están “disminuyendo” en EE.UU., después de casi nueve meses de sistemáticos envíos a Kiev en medio del conflicto que ha alcanzado una alta intensidad.
Entre los sistemas de armas en los que existe una preocupación particular sobre las reservas estadounidenses para las demandas de Ucrania figuran las municiones de artillería de 155 mm y los misiles antiaéreos Stinger lanzados desde el hombro.
Con anterioridad, Mike Quigley, miembro del comité de inteligencia de la Cámara de Representantes de EE. UU., dijo a CNN que, con el transcurso de los días, la situación se vuelve más difícil. “Esa fue una guerra que pensábamos que terminaría en unos días, pero ahora está claro que puede durar varios años”, agregó.
Esto, mientras que el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de EE. UU., el general Mark Milley, confirmó el miércoles en una conferencia de prensa sostenida en el Pentágono que Washington seguirá ayudando a Ucrania en su defensa hasta que sea “necesario”.