De acuerdo con el Buró Nacional de Estadísticas, el dato representó 28,5 billones de yuanes (4,1 billones de dólares) para el Producto Interno Bruto e incluso fue muy superior al auge de todo 2022, que cerró en tres por ciento.
Entre los factores determinantes de la expansión durante los meses anteriores, figuró la actividad mercantil, que concluyó con un avance interanual de 4,8 por ciento y un volumen total de 9,89 billones de yuanes (1,44 billones de dólares).
Las ventas minoristas de artículos de consumo de China repuntaron luego de meses deprimidas y subieron 5,8 por ciento, mientras la inversión en activos fijos se incrementó 5,1 por ciento y la producción industrial 3,9.
Además, la tasa de desempleo en las áreas urbanas descendió hasta situarse en 5,5 por ciento.
Si bien el Buró valoró de estable y continua la recuperación económica del gigante asiático, advirtió sobre presiones internas y externas en los próximos meses debido a la persistencia de la incertidumbre global y una posible contracción de la demanda doméstica.
Para el presente año el Gobierno centra la atención en mantener la estabilidad mientras se implementa la llamada fórmula de “doble circulación”, una apuesta por la autosuficiencia que prioriza al mercado interno, la innovación de productos y servicios de alta tecnología, y la capacidad del consumo nacional.
Según los entendidos, esa táctica al mismo tiempo le valdría al país para convertirse en centro de referencia mundial en lo económico y tecnológico, con ventajas sobre competidores internacionales.
Pero no significaría abandonar los negocios con foráneos y más bien se espera continuar la apertura sin discriminación a empresas de aquellas naciones y zonas unidas a China mediante el proyecto de la Franja y la Ruta.