PCOE: La Unión Europea apuesta cada vez más por el racismo

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La llegada de personas migrantes a Italia recorre todos los medios de manipulación de masas, y se han reunido personajes tan infames como Meloni, primera ministra de Italia, y Von Der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, para “tomar medidas”. En todo momento se insiste en ese concepto de “inmigración ilegal”, para que desde el primer momento se sitúe a estas personas fuera de la ley.

Se ha anunciado que habrá 10 medidas por parte de la UE para abordar la situación. Básicamente, tratan de impedir que lleguen a Europa: fortalecer organizaciones que gestionan la miseria humana, reforzar la vigilancia, las restricciones y la repatriación. Entre las medidas que se tomarán en Italia se encuentra la de llevar a los migrantes a centros de detención y retenerlos durante 18 meses hasta su repatriación como manera de mandar un mensaje a todo aquél que pretenda entrar en el país de manera irregular. También habla Von Der Leyen de “luchar” contra las mafias que roban a esas personas y las llevan engañadas arriesgando su vida. Evidentemente, es una manera de parecer una defensora de la justicia y así tapar el auténtico objetivo: impedir que podamos observar claramente las consecuencias del imperialismo.

Por su parte, las ONGs, cumpliendo con su papel de buitres, solo hablan de obtener en Italia mayores recursos para actuaciones inmediatas; labores de rescate, instalaciones, cubrir “necesidades básicas”… Ninguna hablará de acabar con esa clase criminal y parásita que vive de la explotación humana dentro y fuera de sus fronteras, y que es la que causa todos los males con su atroz sistema. Hay que recordar que la inmigración en Italia no es problema si se trata de enriquecer a los empresarios a menor coste. La burguesía solo ve con buenos ojos a aquellos inmigrantes a los que puede instrumentalizar.

En esta línea, el eco de las propuestas racistas ya ha llegado a España, donde ya se ha pronunciado VOX pidiendo imitar el bloqueo naval que impuso la primera ministra italiana ya que la situación migratoria para ellos es insostenible y un peligro. Bajo esta consigna actúan cada vez más los abiertamente reaccionarios, fomentando el miedo y la desconfianza hacia etnias determinadas, y alimentando el chovinismo. La burguesía tiene muchas maneras de dividir al proletariado y se ve más claramente durante las crisis. Durante cuatro años, los monopolios han usado al “Gobierno progresista” para introducir todo tipo de abusos acompañados de cantos de sirena; presenciamos las consecuencias de la decadencia del capitalismo en los problemas de salud mental y el consumo de tranquilizantes; recortes en las necesidades de las familias; el trabajo es cada vez más precario; hay millones de personas en situación de pobreza (y se atreven a decirnos que está mal porque debería haber algún que otro millón menos); la mayoría de familias no pueden ahorrar y muchas tienen que saltarse comidas, etc. La situación descrita solo es una pequeña parte de todo lo que está ocurriendo y la clase obrera lo sufre en sus carnes.

Hasta ahora la socialdemocracia ha servido de anestesia para evitar protestas, pero el escenario actual facilita el miedo en el presente, la desesperanza al pensar en el futuro, y con ello somos más vulnerables ante la mentira, siendo más fácil que nos hagan ver como enemigos, o al menos como un problema, a nuestros hermanos de clase extranjeros, que serán señalados con mayor virulencia por los servidores más reaccionarios del capital como unos delincuentes, aprovechados que vienen a quitarnos el trabajo o a bajar el salario, etc. Sin embargo, la realidad es que son explotados en condiciones infrahumanas y muchos se aprovechan de su miseria, incluso con engaños muy elaborados. Recordemos una declaración deleznable del inspector que dijo que todo inmigrante es un delincuente. Este inspector fue cesado por quitarse la careta, ya que comprometía la imagen de las fuerzas de seguridad del Estado, pero fue lanzado un bulo muy peligroso que alimenta los temores infundados de aquellos más atrasados respecto a conciencia de clase.

De hecho, hemos conocido que los Mossos d´Esquadra que golpearon, humillaron y dedicaron todo tipo de insultos racistas a un joven negro, sin saber que estaban siendo grabados por éste, han sido condenados. Aunque las penas no reflejan la gravedad del asunto; unos agentes han abusado en grupo de una persona aprovechando que nadie los veía, uno de ellos ha disparado, han sido motivados por un profundo racismo (llegaban a negar su humanidad y a llamarle “mono”) y, por si fuera poco, todavía pretendían mentir poniendo ellos una denuncia. ¿Debemos pensar que se trata de un hecho aislado? Para responder a la pregunta, podemos ver las numerosas denuncias por abusos policiales, derivando en manifestaciones para dar a conocer la situación, e incluso ha tenido que pronunciarse la ONU al respecto (también sobre los métodos de Interior).

Los últimos datos del INE (2021) nos muestran que el total de personas condenadas por delitos fue de 410.842, de las cuales 308.969 fueron personas nacidas en España, casi diez veces más que los 32.696 de origen africano (muy señalados en medios y redes sociales), que es una cifra casi idéntica a la de los condenados procedentes de países europeos, aunque nada se dice de éstos últimos. A pesar de estas cifras, muy conocidas por quienes nos mienten, se dice que cada delito que comete alguien de ascendencia africana es una “prueba” de que todos tienden a la conducta antisocial y son peligrosos, pero, teniendo en cuenta que en el censo hay poco más de un millón, sería como afirmar que los datos reflejan que más de diez millones de españoles son un peligro o, más absurdo aún, que todos los españoles lo son. Evidentemente, en los medios nadie se dedica a afirmar algo tan demencial que se volvería contra ellos; en esos casos nos dicen que se trata de hechos aislados con un contexto determinado, pero si tienen la piel oscura los más reaccionarios nos contarán que representa a todos los demás con piel oscura, excepto a grandes empresarios y deportistas de élite.

Por otro lado, se conocen numerosos casos de corrupción en la policía; condenados por tráfico de drogas, por acoso, torturas, etc. Ningún medio ni partido político burgués diría “esto demuestra que todos los miembros de las fuerzas de seguridad del Estado son un peligro”. De todos modos, aunque no debemos caer en el mismo juego, no olvidemos que dichas fuerzas de seguridad están para mantener cierto orden social y no se alzarán contra el Estado burgués al que protegen, sino contra la clase obrera cuando ésta se levanta para protestar. Cuando llegue el momento de la revolución, su trabajo no será posicionarse con el proletariado.

La realidad que los capitalistas tanto se esfuerzan en ocultar es el origen de las conductas antisociales, que no es una nacionalidad concreta sino todo un proceso de deshumanización inherente al capitalismo, y las carencias, la constante frustración, los aprendizajes nocivos, los problemas de salud mental, etc, son factores de riesgo. Su intención es dividirnos y desviar la atención constantemente; señalar como culpables a otros y enfocarse en cuestiones que están lejos de ser la raíz del problema, mientras usa también a los oportunistas para fingir que hay una opción que “defiende” a los inmigrantes, hablando en abstracto del problema (huyen de “la guerra”, “el caos en sus países”, etc) pero sin tocar nunca la cuestión de clase, el imperialismo y el papel protagonista de la gran burguesía. Los fascistas hablan abiertamente de sus despreciables intenciones, y los problemas no se resuelven con la socialdemocracia, ni se pretende solucionar nada cuando a ésta le toca el papel de gerente.

Si nos centramos solo en África, podemos hacernos una pequeña idea de cómo el continente es saqueado por esa Unión Europea tan “defensora” de los llamados derechos humanos en un artículo que desglosa los datos de un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Como el mismo artículo indica, es solo la punta del iceberg. De hecho, el imperialismo va mucho más allá de la UE.

Con todo lo que está ocurriendo actualmente, tarde o temprano veremos cómo arreciará la persecución a ciertos colectivos. En lo que respecta a los inmigrantes, ya podemos comprobar las medidas racistas que tomará la UE, adornándolas con discursos vacíos. También en los medios de manipulación de masas tomarán medidas; no cabe la menor duda. Además, nos encontramos en medio de un choque entre dos bloques imperialistas, el gasto militar de los países que forman parte (directa o indirectamente) del conflicto no deja de aumentar y los acontecimientos en África no suavizan el escenario, precisamente. El racismo estará muy presente a medida que se profundice en la crisis, de modo que debemos estar prevenidos y saber cómo combatir las falacias. Sobre todo, no olvidemos nunca que cuando hablan de personas migrantes están hablando de nuestros hermanos de clase, que intentan escapar de una barbarie todavía mayor que la de los países europeos.

A la población migrante la humillan, persiguen y asesinan porque son clase obrera. Y si en algo nos diferenciamos los comunistas frente a los reaccionarios que hablan de la supuesta cultura europea, es que nosotros ejercemos el internacionalismo de clase.

Como el imperialismo está en crisis, es el momento de la clase obrera nativa y extranjera de presentar batalla. Mientras la burguesía no encuentre ninguna oposición a su paso, no dejaremos de ser meros testigos de sus atrocidades, sintiendo cada vez mayor impotencia.

La clase obrera es el sujeto revolucionario y, por ello, su deber es organizarse como clase para alcanzar el poder y de esta forma construir un sistema social y económico a su imagen y semejanza: el Socialismo. Para esta misión, la organización de la vanguardia del proletariado en un Partido de nuevo tipo resulta objeto imprescindible como guía para la Revolución Proletaria.

El Partido y las masas obreras confluyen en el Frente Único del Pueblo para encauzar toda la fuerza del proletariado hacia ese objetivo concreto de acabar con el sistema capitalista y construir el socialismo. Para ello es crucial tener presente que los proletarios de todo el mundo nos encontramos bajo la bota del capital. Eso es el internacionalismo proletario y eso es lo que significa ser revolucionario.

¡SOCIALISMO O BARBARIE!
¡POR LA UNIÓN DE TODAS LAS LUCHAS EN UNA SOLA!
¡POR LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA MUNDIAL!

Comisión de Agitación y Propaganda del Comité Central del P.C.O.E.

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