Un día después de que el Ministerio de Asuntos Exteriores del país europeo asegurara que no hay mercenarios franceses “ni en Ucrania ni en ningún otro lugar”, el titular de la Defensa admitió que “hay civiles que fueron a luchar con el uniforme ucraniano” y señaló que las autoridades del país galo no pueden frenarlos.
“No podemos prohibirlos, seguimos siendo una democracia”, explicó el funcionario y agregó que los mercenarios fallecidos en Járkov no están vinculados a las Fuerzas Armadas francesas , no visten el uniforme correspondiente y no tienen relación con las instituciones militares de su país.
Contrario a la declaración del ministro, una ley francesa de 2003 prohíbe a un ciudadano participar en un conflicto armado del lado de un Estado extranjero a cambio de dinero. El Código Penal (artículo 436-1) castiga esta práctica con pena de prisión de hasta cinco años y una multa de 75.000 euros.
Además, crear o gestionar una organización dedicada al reclutamiento, contratación, equipamiento y entrenamiento de mercenarios se castiga con hasta siete años de prisión.
“Sociópatas a los que les gusta matar gente”: ¿quiénes son los mercenarios que luchan por Ucrania?
El Ejército ruso bombardeó el 16 de enero un punto de despliegue temporal utilizado por mercenarios extranjeros en Járkov, arrasando por completo el edificio que los albergaba. Más de 60 de ellos fueron eliminados, la mayoría de nacionalidad francesa, y otros 20 fueron heridos.
Este ataque demuestra la creciente implicación francesa en el conflicto ucraniano, ya que la nación gala es uno de los pocos países que permiten a sus ciudadanos servir libremente en las fuerzas mercenarias de voluntarios de la legión internacional ucraniana, a pesar de tener legisladas restricciones de luchar para grupos militantes extranjeros.