La cumbre de la OTAN –que sucede en Washington entre el 9 y el 11 de julio– será la última para Stoltenberg, quien será sustituido el 1º de octubre por el ex primer ministro holandés Rutte, quien ya fue aprobado por los representantes de la Alianza atlántica en una reunión en la sede de Bruselas.
«El nombramiento de Mark Rutte, tal como el de sus antecesores, fue impuesto por Washington. Él fue escogido porque era considerado compatible con la ideología neoconservadora que ahora tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea. Es un clon de su antecesor. Por lo tanto, ese nombramiento no hará ningún bien a Europa», dijo el también especialista en política exterior y defensa.
Agregó que tiene la certeza de que, bajo el mandato de Rutte, la política de la Alianza en relación con Rusia y China no cambiará.
«Su liderazgo continuará siendo beligerante y rusofóbico (…). La retórica contra Moscú y Pekín no cambiará, pero su intensidad disminuirá», señaló Delawarde.
Anteriormente, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, consideró que el cambio de secretario general de la OTAN difícilmente ayudará a cambiar la línea del bloque militar bajo el liderazgo directo de Washington, cuyo objetivo es la supresión estratégica de Rusia.
Con que no haga más mal que el Jens Tontoberg, nos daremos con un canto en los dientes.