“El Ministerio del Interior tiene información de estos elementos y no la hacen público, entiendo, por cuestiones tácticas”, dijo el secretario de prensa de la Federación de Trabajadores de la Construcción de Perú, César Soberón.
Exigió que el ministro del Interior, Juan José Moloche, ejecute acciones inmediatas contra las mafias que bajo la máscara de sindicatos paralelos, han asesinado desde 2011 a 25 dirigentes, cinco de ellos este año.
Esa exigencia, dijo Soberón, fue planteada a gritos y a coro ante el citado ministerio, a donde llegó ayer la marcha de protesta de los trabajadores de la construcción.
Los marchistas expresaron indignación por las muertes a manos de sicarios, del secretario general del Sindicato de Constructores de Lima, Arturo Cárdenas, el jueves, y del dirigente del gremio en el municipio limeño de San Juan de Lurigancho, Américo González Palomino.
Ante versiones que atribuyen los asesinatos a una pugna entre sindicatos, el secretario general de la Federación de constructores, Luis Villanueva, precisó que su organización, reconocida por el Ministerio de Trabajo y por los gremios empresariales, enfrenta a seudo-sindicatos dedicados a la extorsión y el crimen.
La Confederación de Empresarios, la Cámara de empresas constructoras, la Asociación de GremiosProductores Agrarios (AGAP) cerraron filas con la Federación de Trabajadores de la Construcción y demandaron una acción efectiva contra las mafias.
De otro lado, el programa de televisión por Internet Todo nos Une, transmitió una entrevista realizada con anterioridad al dirigente Cárdenas, ultimado el jueves último, en la cual señala la responsabilidad del Gobierno en el problema.
“El gobierno no hace nada; mira, observa y ‘sálvate si puedes’”, afirmó el líder de los constructores de Lima, Arturo Cárdenas, al denunciar la indolencia de las autoridades, y aseguró que la lucha de la Federación acabará con ese flagelo delincuencial.
Por su parte, el diario La República, comentó que los asesinatos de esta semana representan “el extremo de la ineficiencia y la desidia gubernamental” en el campo de la seguridad ciudadana, afectada por el desborde de la criminalidad.
Agregó que la Federación de constructores es “un soporte que regula el mercado y garantiza el trabajo de sus afiliados” y las bandas criminales la consideran su enemiga, pues “requieren el caos y el desorden para operar”.