Asesinado el secretario general del Hezbollah

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El secretario general del Hezbollah, Hassan Nasrallah, fue asesinado el sábado 28 de septiembre de 2024, exactamente 54 años después del súbito fallecimiento del presidente egipcio de la República Árabe Unida, Gamal Abdel Nasser.

  • No es casual que mencionemos a Nasser en esta circunstancia. El presidente egipcio Gamal Abdel Nasser falleció repentinamente –oficialmente a causa de un problema cardiaco– justo cuando acababa de rechazar el plan de paz del secretario de Estado estadounidense William P. Rogers para Israel y el mundo árabe y se disponía a destituir a su tercer vicepresidente, Annuar el-Sadat.

Por su parte, Hassan Nasrallah fue eliminado mientras luchaba por la independencia de Palestina y se planteaba ciertas interrogantes sobre los objetivos de algunos de sus compañeros. Nasrallah acababa de dar su visto bueno al plan de alto al fuego de Estados Unidos y Francia, pero no tuvo tiempo de comunicar su posición a los gobiernos de esos países, ni tampoco de hacerla pública.

  • Hassan Nasrallah era un sayyed, o sea era considerado descendiente directo del profeta Mahoma. También era llamado “Said al-Muqawama”, lo que significa “Señor Resistencia”, por su resuelta oposición a la ocupación israelí en Palestina, así como en territorios de Líbano y Siria. Su muerte sembró tristeza e indignación no sólo en Líbano, sino también en Siria, en Irán, y en todo el mundo musulmán, principalmente en el mundo árabe.

Una característica que diferenciaba a Hassan Nasrallah de los demás líderes chiitas es que se dirigía a todos, sin utilizar referencias de índole religiosa cuando hablaba a los no musulmanes. Aunque era un verdadero líder espiritual, Hassan Nasrallah defendía una visión laica del Estado.

Bajo el mando de Hassan Nasrallah, el Hezbollah se convirtió en el ejército popular más poderoso del mundo. Inicialmente con el apoyo de Siria y después con el respaldo de Irán, el Hezbollah estableció poco a poco sus propias redes de financiamiento a través del mundo, principalmente en África, y hoy dispone de un arsenal gigantesco, proporcionado principalmente por Irán.

El Hezbollah se convirtió en la principal fuerza de defensa del Líbano y el ejército regular libanés llegó a solicitarle que se desplegara en la frontera, lo cual, desde el punto de vista de Israel, vaciaba de contenido la resolución 1701, redactada al final de la guerra de 2006 por la estadounidense Victoria Nuland y enmendada por el presidente francés Jacques Chirac antes de su adopción por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Aunque la leyenda construida por Occidente afirma lo contrario, el Hezbollah nunca realizó operaciones terroristas en el extranjero (ni en Argentina, ni en Bulgaria), nunca utilizó sus armas contra otros partidos políticos libaneses (la operación de 2008 apuntó únicamente contra los edificios utilizados por la OTAN y por Israel, no contra los inmuebles que utilizaba la familia Hariri).

Dado el hecho que el sistema político libanés es estrictamente confesional [En virtud de la Constitución libanesa, el presidente de la República tiene que ser obligatoriamente un cristiano maronita, el primer ministro tiene que ser un musulmán sunnita y el presidente del parlamento tiene que ser un musulmán chiita. Nota de la Redacción.], Hassan Nasrallah nunca pudo aspirar a la presidencia de la República. Pero si los libaneses eligiesen al presidente de la República según el principio “un elector, un voto”, Hassan Nasrallah seguramente habría resultado electo con una amplia mayoría de votos.

Con el paso del tiempo, el Hezbollah fue asumiendo ciertas responsabilidades que el Estado libanés es incapaz de ejercer, desde la construcción y mantenimiento de sistemas de alcantarillado hasta el acceso de los ciudadanos más pobres a la atención médica y a la educación.

En la noche del 27 al 28 de septiembre, Hassan Nasrallah y el enviado iraní Abbas Nilforoushan llegaron a la sede del Hezbollah, en Haret Hreik (sur de Beirut), para reunirse alli con 22 comandantes de la resistencia libanesa, entre ellos Alí Karaki, que deseaban expresar su decepción ante la decisión de Irán de no atacar el territorio de Israel (Cf. VAI 2016). Un “infiltrado iraní” (quizás un infiltrado en Irán) avisó al Mosad israelí. Desde Nueva York, donde se hallaba para pronunciar un discurso ante la Asamblea General de la ONU, el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, ordenó matar al líder del Hezbollah e iniciar la operación denominada “Nuevo Orden regional”. Netanyahu incluso acortó su estadía en Nueva York, regresando a Israel antes de lo que había previsto.

Hassan Nasrallah no murió en presencia de los comandantes con los que iba a reunirse. La onda expansiva de una explosión lo mató junto a los miembros de su escolta personal.

Para más información sobre la derrota de Israel ante el Hezbollah en la guerra de 2006, ver el libro de Thierry Meyssan L’Effroyable Imposture 2.

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