Carmen Maturell Senon (Granma).— «Me arrancaron el derecho de vivir en mi país. Hoy todos somos Gaza; el odio no cesa, el odio te mata», expresó un joven palestino que cursa sus estudios en La Habana, determinado a construir un futuro diferente a la desolación generada en su propia tierra por el genocidio israelí.
Quienes comparten esa suerte, a pesar de la incertidumbre, el desarraigo del ambiente natal y la pérdida de familiares, mostraron firmeza en la capital de la Isla para enviar un mensaje de resistencia en una marcha solidaria de los cubanos con la nación árabe.
La sensibilidad ante quienes sufren una guerra por ambiciones desmedidas, más allá de cualquier vicisitud circunstancial, bastó para movilizar a miles de personas de ambos países. La naturaleza humana debe apuntar a la bondad, declaró Hiram La O Hernández, de la Unión de Jóvenes Comunistas (ujc) en la Universidad Tecnológica de La Habana.
Como el silencio implica complicidad, y este caimán rebelde siempre alzó su voz ante las injusticias, todos amplificaron con su actitud las palabras de la primera secretaria del Comité Nacional de la ujc, Meyvis Estévez Echavarría: «¡Que se levante bien alto la bandera palestina, firme y enérgica, en los brazos de niños y adolescentes cubanos!».