Según las fuentes, una salva de seis misiles tuvo como blanco la base del Pentágono establecida en las instalaciones del campo gasífero de Koniko, en el norte de la provincia de Deir Ezzor, ubicada a unos 450 kilómetros al nordeste de Damasco.
Aseguraron que se escucharon fuertes explosiones en el interior del enclave y confirmaron que uno de los proyectiles impactó en una instalación de radar.
Los militares estadounidenses respondieron al ataque con bombardeos con artillería contra las localidades de Huejet Saker y Al-Jafra.
Washington mantiene unas 15 instalaciones ilegales en territorio sirio sin el consentimiento del Gobierno de Damasco ni la aprobación de las Naciones Unidas.
Estas bases han sido atacadas con misiles y drones más de 150 veces desde el inicio de la guerra israelí contra la Franja de Gaza en octubre del 2023.
Las acciones fueron reivindicadas por la Resistencia Islámica en Iraq, una formación aliada al ejército sirio en la lucha contra el terrorismo y la cual asegura que sus ataques son en respuesta al apoyo y complicidad de Washington en el genocidio cometido por Israel en Gaza.
Siria denunció repetidamente esta presencia, la que calificó de ocupación, y denunció que la actuación de los militares estadounidenses en el territorio nacional incentiva la actividad terrorista y apunta a desestabilizar al país y saquear sus riquezas.