A cuatro días ya del catastrófico paso de la terrible tempestad de gota fría sobre buena parte de la parte central del Levante español con terrorífica incidencia en la Comunidad Valenciana y con más de doscientas victimas mortales en el momento que escribo estas líneas . Es más que posible que esta cifra se duplique y el número de desaparecidos se ignora . Nadie habla de heridos, ni se ha instalado ningún hospital de campaña para prestar los servicios mínimos de subsistencia a unas áreas de población arrasadas de casi medio millón de habitantes , sin comida, agua corriente, suministros médicos ,asistencia médica, electricidad, comunicaciones. La nada más absoluta. La condena de un estado que abandona a sus ciudadanos. Los que han pagado la cantidad más alta de impuestos de la historia de España sin que haya un Estado al otro lado. Se acerca el fin del contrato social. El gobierno de Sánchez ha convertido España en un estado fallido de una forma desconocida para la nación moderna española. Infausto. Con mayores medios, total desamparo y ninguna protección ni capacidad de detección de catástrofes en una zona recurrente para tales desastres naturales. Mucho antes de que existiera siquiera el concepto de cambio climático con el que querrán escudarse para dispersar mentes poco despiertas, distraer atenciones y atraer como no dinero para instituciones, formaciones, asociaciones y partidos políticos como destinatarios finales, sin repercusión ninguna sobre los damnificados. Vemos las imágenes del tifón de Filipinas, Vietnam y China y todos estos han sido más diligentes en su movilización y respetuosos con sus ciudadanos. Todos. ¿Cuánto tardó Hungría o Turquía en movilizar a sus compañías militares y sanitarias con las recientes riadas? Horas. Salvaron vidas.
España, no. El gobierno las condena. Tras tres días, se han dado casos de rescates de supervivientes, de unidades locales o voluntarias venidas gracias a sus esfuerzos e incluso en colaboración con las administraciones locales. Cuántas vidas se habrían salvado sin la criminal falta de auxilio de los cuerpos de seguridad del estado. El trampantojo del estado autonómico se erigirá como escudo y como sumidero de responsabilidades, culpas y errores que nadie asumirá. Habrá algún chivo expiatorio y ningún cambio. Nos cuesta vidas, pobreza, tribalismo, impunidad, xenofobia, discriminación y una desigualdad económica que nadie quiere ver pero que crece día a día. Como las cifras de pobreza nacional creciente y la deficiencia acusada y prolongado empeoramiento de la calidad de los servicios públicos. La mayoría de las victimas serán gente de extracción humilde subrayando la indefensión de la clase trabajadora. El temporal obviamente no es culpa de la clase política aunque si las negligencias que lo han agravado. El urbanismo caótico, ilegal, al que todas las fuerza políticas se han abonado para conseguir dinero fácil y un crecimiento económico rápido, la dejadez en la limpieza de bosques, cauces y ríos, la pésima coordinación lastrada por rivalidades y la corrupción endémica y favorecida por el estado de las autonomías matan. Lo vemos una vez más. Sin que se quiera acometer ninguna solución, más allá de baratas medidas de relaciones públicas tan falsas como las cantidades prometidas para proyectos que nunca llegarán. A ojos del gobierno, Valencia parece haber cometido un delito que merece un gran castigo. Es fácil sospechar que su fuerte carácter como Comunidad, su resistencia al gobierno y al imperialismo pan catalanista de sus socios además de la naturaleza social de las zonas afectadas determinan su intencionada falta de acción y negación de ayuda. A lo que hay se suma la incapacidad manifiesta y repetida del poco dotado líder del gobierno.
La mortandad y ruina económica en uno de los pilares económicos de España, tanto por su industria, servicios, turismo, logística como su rica agricultura es un asunto de alcance nacional para una economía ineficaz siempre al filo desde el abismo desde la intervención de la crisis del 2008. La degeneración de las autoridades que desvertebran el estado y corroen los valores y fundamentos en los que se estructura una sociedad serán ignorados por todos los medios de comunicación, evidenciando la falta de libertad de expresión y censura .Esta es una consecuencia más de su perversidad que toda la clase política intentará minimizar. Las expresiones de voluntad, libertad y ansias de justicia sociales no casan con nuestra clase política ni con el lugar al que nos relegan como ciudadanos.
La destrucción de la riqueza, el empobrecimiento cada vez mayor de amplias capas de la sociedad española y la perdida de la soberanía nacional parecen ser parte del programa real de gobierno. El cataclismo que está viviendo Valencia es el de toda España, su sufrimiento el de todos, y la solidaridad, la respuesta popular ha sido apoteósica. Han llegado donde los servicios públicos, que la mayoría de la población española creía buenos en un vasallaje mental impropio de tiempos modernos, no han hecho acto de presencia. Ha despertado al pueblo. Y la máxima » sólo el pueblo salva al pueblo» es fruto de los abusos, injusticia y de esta desatención letal. Y los voluntarios , jóvenes en su mayoría, han dado ejemplo y ayudado más que todos los poderes del estado cuya única razón de ser es esa. Esta movilización masiva ciudadana que será denostada o aplaudida según les convenga a los cínicos intereses políticos. Lo ha hecho la Generalitat Valenciana y también el presidente del Gobierno cediendo la responsabilidad a los voluntarios, allá se las compongan. Disfrazándolo con palabras como autonomía , colaboración, solidaridad, carácter generoso del español y posteriores manipulaciones que los medios difundirán en una enorme campaña de intoxicación y censura informativa que ya empezó anoche con un cambio de paradigma en las emisoras que habían destacado por su imparcialidad y critica a lo que las administraciones afirmaban y la realidad negaba. Los demoledores, conmovedores e inolvidables testimonios que hemos visto desaparecerán. El drama humano, el agradecimiento de los lugareños y los desfiles militares taparán la denuncia y desamparo. A los bomberos, policías, guardabosques, electricistas se les han sumado los denostados agricultores, objeto del desprecio y criminalización de todas las fuerzas políticas durante sus protestas que son las de todos, en aras del mayor tesoro nacional, el autoabastecimiento alimentario. Ellos gracias a sus tractores y maquinaria han sido imprescindibles a falta de cualquier vehículo pesado por parte del ejército en la mayoría de zonas han podido brindar ayuda imprescindible junto a bomberos, policías guardias civiles(locales) y voluntarios civiles un largo etcétera que se han casi ausentado de sus puestos para ayudar mientras el Estado obstruye y rechaza ayudas, el caso de dos helicópteros ofrecidos por la Junta de Andalucía por trabas administrativas que nos cuestan sangre y dolor. Porque la responsabilidad última es del estado. Puede haber responsabilidades compartidas, pero nunca eximidas. No creamos sus coartadas sobre competencias autonómicas. Es su problema, culpa y delito, no el de la población. Al ciudadano no tiene porque importarle de quien es una u otra función. Es obligación de los poderes públicos bríndarselo. Y es intolerable , una aberración contra todo orden que ese mismo poder establecido se ramifique, divida y corrompa en contra del pueblo. Somos ciudadanos ,no súbditos. Sujetos de derecho, no de las invisibles cadenas de su entramado de mentiras, preventas y reinos de Taifas con las que someten y empobrecen nuestras vidas. Han dejado morir al pueblo de Valencia. No se puede olvidar nunca, ni perdonar jamás. Deben caer por el peso de sus crímenes.
Pedro Sánchez ha dado una comparecencia ante los medios (sin preguntas como suele ser habitual en él) en la que dos elementos sobresalen sobre los demás. El primero es un vano intento de demostración de control de la situación hacia una Unión Europea que ya notificó su intención de ayudar y colaboración al segundo día de la catástrofe y que fue rechazada por Moncloa. La declaración de Von Der Leyen habló de además de fondos y mecanismo de ayuda europeos, la disposición del satélite meteorológico de la UE. Pero fue a partir de la información y datos proporcionados por el satélite meteorológico cuando el discurso del gobierno empezó a cambiar. La situación era más grave de lo esperado. Vista la aparición del día 30 de Octubre del presidente del Gobierno español, no mostró ningún interés ni empatía hacia la situación cuando se hablaba de una cincuentena de muertos. El segundo, los frentes judiciales le preocupaban mucho más. El desistimiento de las querellas presentadas por su esposa contra el juez Peinado y dos imputaciones más en contra de sus reguero de irregularidades, abusos de poder y presiones políticas , además del registro del despacho del fiscal general del estado, ya casi técnicamente acusado son factores mucho más comprometidos para la pervivencia de su gobierno.
El mismo Presidente del gobierno el día anterior desde la India, ya con la alerta decretada por la AEMET desde días antes, se encargó de subrayar con un tono autoritario con que gobernaría una vez más. La seguridad y respeto a las propiedades, bienestar, integridad física y a la vida de los valencianos tampoco no los ha defendido con la misma intensidad, ni siquiera de palabra.. El estado ha fracasado. No ha activado sus medios ni recursos, sino en una ínfima parte de sus recursos. El no haber suspendido la sesión en Cortes por parte del gobierno en medio del dolor y conmoción nacional para hacerse junto a sus socios con el control de TVE y encima subirles el sueldo es una infamia más de un gobierno absolutamente indigno de continuar en sus funciones por su naturaleza mafioso-criminal.
Ni el Gobierno encabezado por Pedro Sánchez ni el Jefe del Estado y del Ejército, el Rey, en su función más decisiva han querido desplegar el ejército, ni tan siquiera un 10% de los efectivos de la UME para lo cual no es necesario ninguna medida extraordinaria por parte del gobierno central. Se niegan obstinadamente a decretar el estado de alarma y rechazan declarar la zona arrasada por las aguas como zona catastrófica. Estamos ante una catástrofe humanitaria , más allá de un desastre natural agravado por la inacción intencionada del gobierno de una magnitud que nuestro país no ha conocido en los últimos dos siglos y una incapacidad de la clase gobernante que se niega a actuar como tal y para la cual no se encuentra ninguna respuesta cabal .
Mientras tanto crece el desespero de la ciudadanía española al ver a la gente sufriendo sin ninguna ayuda, languideciendo y agonizando ante la inacción del gobierno mientas los medios militares se limitan a vigilar y despejar mínimamente zonas con algunas infraestructuras urbanas vitales , encontrando tiempo para vigilar algunas empresas privadas. Por supuesto los militares han perimetrado la zona cero, cortando los accesos y se han ocupado del traslado y custodia de cadáveres en la gigantesca morgue instalada en la Feria de Valencia. Se han prometido más efectivos. Con el estamento militar a las órdenes del gobierno toda ilusión de transparencia desaparece. Secreto militar y acatamiento de órdenes. No hay más. Hasta aquí llega la defensa del ciudadano por parte de su estado. Un despliegue tan cicatero que tanto contrasta con las misiones internacionales y la enorme y nunca publicada en cifras ayuda a Ucrania pero que se puede estimar a la baja en centenares de millones de euros y un suministro incesante de material bélico y maquinaria pesada, tanques, vehículos de transporte, todoterreno, orugas medicalizados que simplemente no existen en tierras valencianas.
Algunos países como la vecina Francia (por hablar de los europeos, países hermanos como El Salvador y Argentina lo hicieron incluso antes) ofrecieron un contingente de urgencia de 250 bomberos que el gobierno ni siquiera se dignó en rechazar hasta ayer día de difuntos y festivo en ambos países ante la estupefacción del gobierno francés. El eco internacional es el principal motivo de rechazo del gobierno al estado de alarma, si se diera este , reconociendo la gravedad de los daños y la incapacidad de abordarla por otros medios, abriría el escenario del desastre a la cooperación con contingentes de la Unión europea que verían como ya han apreciado y difundido por redes ciudadanos extranjeros voluntarios residentes o venidos de fuera los imperdonables fallos cometidos por el gobierno y el estado real de lo mal que funciona nuestro país a todos los niveles. Sería sin duda la condena y descredito internacional del gobierno socialista a ojos de todo el mundo y su salida del poder. La imagen de España en el mundo importa muy poco con tantas vidas perdidas y destrucción.
La vergonzosa respuesta dada ayer por Marlaska a una pregunta sobre el cuerpo de ayuda francés en el que se sacudía toda responsabilidad, achacándola a una sobrepasada e ineficaz Generalitat Valenciana incidirá en la poca fiabilidad de España como país y en el aislamiento de un gobierno corrupto, ineficaz y tan extremadamente débil como peligroso para sus tutelados. La Generalitat es un gobierno autonómico en manos de Moncloa desde la aparición de Sánchez en Valencia. Las imágenes de lacayismo de Carlos Mazón son dignas de análisis. ¿Qué le habrá prometido? Inmunidad, un puesto en su partido, algún buen pellizco en la reconstrucción de la devastada Valencia, uno de los motores económicos de España abandonados a su suerte durante días.
El mismo día 30 de Octubre el Rey de España presidia unas enormes maniobras militares en las costas canarias con un operativo de 14 buques de guerra, aviones y helicópteros. Mil quinientos militares españoles se ejercitaban ante una supuesta amenaza marroquí. Mientras realizaban esos juegos de guerra el Rey de Marruecos ofrecía un contingente de casi 1000 militares, sanitarios y cuerpos de rescate en ayuda de España. Y en Valencia, decenas, centenares de personas eran arrastradas por el lodo y agonizaban sepultadas por lodo, piedras, coches, malheridos en sus propios hogares derrumbados sobre ellos sin ningún socorro.
El balance de víctimas desgraciadamente será del doble o el triple. No hay más que ver las primeras imágenes de la devastación, facilitadas por la NASA o la Agencia Espacial Europea y tener un mínimo conocimiento de las características de la zona, su pésimo urbanismo y su gran población el de desaparecidos un misterio, el estado de alarma no sólo ha sido rechazado sino reiteradamente tildado de innecesario por la adecuación de otros mecanismos. La vergüenza de esta decisión que sin duda persigue fines políticos pesará y debe ser la losa que entierra la incapacidad e inhumanidad de este gobierno en todas y cada una de sus ramificaciones.
Resulta impensable imaginarse la Albufera llena de basura, coches, despojos y ríos de cuerpos que se pierden y hunden en el mar. Como ver los arrozales, campos de cultivo, vides, cítricos, bellas casas mediterráneas y patrimonio completamente arrasadas. Como poder hacernos una idea del sufrimiento del pueblo valenciano sometido a este inhumano desprecio.
El gobierno, es ya Historia Negra de España.
Con Valencia.