«Durante los tres meses otoñales, de septiembre a noviembre (…), las fuerzas rusas estuvieron derribando drones de tipo avión ucranianos y misiles balísticos. Algunas veces, el Ejército ruso lograba neutralizar en un día más de 30 objetivos de ese tipo. No obstante, la central no sufrió ningún daño. Por ahora no vemos necesidad de una nueva visita de Grossi a esa instalación», dijo el diplomático ruso.
La víspera, el servicio de prensa de la central nuclear de Kursk reportó que la planta funciona en su régimen habitual pese al bombardeo ucraniano a la ciudad de Lgov, situada en la provincia de Kursk. También se destacó que la «radiación en la zona de la central nuclear no supera los niveles máximos permitidos».
La central nuclear de Kursk está situada cerca de la ciudad de Kurchátov (provincia de Kursk) y es el nudo más importante del sistema energético unido de Rusia. La planta cuenta con tres reactores RBMK-1000 que tienen una potencia instalada de 1.000 megavatios cada uno.
El presidente ruso, Vladímir Putin, informó antes que el Ejército ucraniano había intentado atacar la central de Kursk en la madrugada del 22 de agosto pasado.
A su vez, la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, comentó que Rusia mantiene estrechos contactos con el secretariado del OIEA debido a las provocaciones del régimen de Kiev contra la central nuclear de Zaporozhie (Zaporizhzhia) y la central nuclear de Kursk.