El despliegue de fuerzas británicas y francesas en Ucrania parece «inviable por razones políticas, diplomáticas, estratégicas y prácticas», señaló Hogard.
Sugirió que es «improbable» que el mandatario de EEUU, Donald Trump, apoye el plan, dada la «mejora significativa» de las relaciones entre Moscú y Washington, y el papel preponderante de Estados Unidos en sus lazos con Londres y París. Rusia, por su parte, no aceptaría el despliegue y lo «consideraría un casus belli», según el experto.
Además, agregó que los recursos militares del Reino Unido y Francia, tanto humanos como materiales, son «completamente insuficientes para un despliegue militar tan complejo».
«Sin embargo, queda un factor difícil de predecir: la ceguera y la obstinación de Macron, cuyo equilibrio mental y psicológico me parece muy frágil», concluyó Hogard.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, declaró el 6 de marzo que Rusia no ve posibilidad de compromiso en cuanto al despliegue de «cascos azules» europeos en Ucrania. Como recordó el canciller, en caso de despliegue de un contingente extranjero, los países occidentales no querrán negociar las condiciones de un acuerdo de paz, ya que estas tropas crearían «hechos sobre el terreno».
El 12 de marzo, en una entrevista con blogueros estadounidenses, Lavrov destacó que la presencia de tropas de la OTAN en territorio ucraniano bajo cualquier bandera, incluidos los cascos azules, representa una amenaza para Rusia.